El Reino Unido encabeza la clasificación.
Tamara Fariñas. 08/04/2016
El estudio ‘Digital Diplomacy Review 2016‘ (#DDR16), recientemente publicado por Diplomacy Live y que valora a 210 Ministerios de Asuntos Exteriores de todo el mundo en función de su presencia y actividad en las redes sociales ha colocado a España en el puesto 22, considerablemente significativo, aunque el sistema de diplomacia digital española sigue sin aprobar.
La compañía ha dado un ‘rating’ a España de CC+, con una puntuación de 41,21, más de 15 puntos por debajo de Reino Unido, que lidera este ranking. Si bien son tipos de valoraciones diferentes, si se compara con las equivalencias de las calificaciones crediticias de firmas como Fitch o Standard&Poor’s, las que utilizan este tipo de ‘rates’ —del AAA al D—, España tendría «riesgos sustanciales» y se encontraría ante un «inminente incumplimiento» de su deuda, por lo que la puntuación otorgada por Diplomacy Live, aunque la haya situado entre los 25 primeros, señala que España sigue sin pasar el examen de lo digital en cuanto a diplomacia.
Para hacer este ranking, el #DDR16 mide, con 45 categorías y 166 subcategorías, la actividad de diplomacia digital en páginas web, redes sociales y aplicaciones. Según Diplomacy Live, de los 210 ministerios que han sido evaluados, 166 tienen, al menos, una cuenta de Twitter, y 120, en Facebook. Pero sólo 77 ministros tienen una cuenta activa en Twitter. Este resultado se suma a otro, también reciente, de un estudio de Burson-Masteller que dejaba a España fuera del ranking de líderes mundiales con más influencia en Facebook.
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El MAEC apuesta por incorporar las nuevas tecnologías a la función diplomática
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Alberto Antón, embajador para la Misión Especial en Diplomacia Digital, explicó en un artículo publicado en la revista UNO la «clara apuesta» que había llevado a cabo Exteriores por la «modernización e incorporación de nuevas tecnologías al ejercicio de la función diplomática», con la creación de cuentas en redes sociales, tanto del propio ministerio como de las representaciones en el exterior.
En su opinión, debería reconocerse en la estrategia de política exterior «la importancia creciente de la comunicación y de la diplomacia digital como instrumentos de proyección internacional» del país.