Los participantes en el foro celebrado en el CEU-San Pablo./ Foto: A.R.
Alberto Rubio. 07/04/2016
La figura de Tamerlán, el gran conquistador nómada de Asia Central, sigue vigente en el 680 aniversario de su nacimiento en Kesh (la actual Shahrisabz). La Embajada de Uzbekistán organizó la semana pasada en la Universidad CEU-San Pablo un foro en el que se analizaron sus relaciones bilaterales con España.
Bajo el título «Uzbekistán, desde Tamerlán hasta hoy», en el foro participaron el embajador en Misión Especial para Asia Central, Manuel Larrotcha; el diputado del PP por Valencia, José María Chiquillo; el profesor de Historia, Antonio Alonso; y un representante de la Embajada de Uzbekistán.
En el encuentro, el embajador Larrotcha constató que las actuales relaciones entre ambos países «tienen bien sentadas sus bases» con intercambios regulares de contactos institucionales. Desde 2007, cuando Uzbekistán abrió su Embajada en Madrid, se han producido numerosas visitas institucionales, empezando por la que el presidente uzbeko, Islam Karimov, realizó ese mismo año.
Las relaciones comerciales y económicas bilaterales muestran actualmente un amplio abanico de intereses comunes y «tienen vocación de crecer», según Larrotcha. Empresas como Talgo, Maxam, ACS o Mango operan con éxito en Uzbekistán y las posibilidades de incrementar las inversiones, dijo, «dependen del tránsito de su economía hacia un sistema de libre mercado, que requiere apoyo de capitales extranjeros».
El diputado del PP, José María Chiquillo, subrayó que en 2016 «se celebra el 20ª aniversario de la Declaración de la Lonja de la Seda de Valencia como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO». Por ello, propuso a los representantes de Uzbekistán «que trabajemos juntos en la elaboración de un Protocolo de Colaboración entre Samarcanda y Valencia, unidas por la Ruta de la Seda del siglo XXI», como lo estuvieron durante el siglo XIV.
El profesor Antonio Alonso, tras señalar que Tamerlán no fue sólo un líder militar sino «un estadista sabio, patrón de las artes, ciencia y arquitectura», glosó la figura del primer embajador europeo en la Corte de Samarcanda, el madrileño Rui González de Clavijo, y destacó la gran importancia que tuvo en las relaciones comerciales y políticas entre Oriente y Occidente.