Javier Fernández Arribas
Director de Atalayar
Alemania vive un cierto sobresalto por los resultados electorales de hace poco más de una semana en tres landers: Sajonia-Anhalt, Baden-Wurttemberg y Renania Palatinado. El fin de semana anterior, los comicios municipales en el Lander de Hesse, capital Frankfurt, ya habían comprobado el ascenso del partido Alternativo para Alemania. Nadie se salva de populismos en Europa. Ni siquiera los calculadores y fríos germanos han podido evitar caer en la tentación de las denuncias fáciles y simplonas y saber sobreponerse a una amenaza más que incierta por la llegada de un millón de refugiados.
Los dos grandes partidos que forman la coalición de Gobierno, la CDU de la canciller Ángela Merkel y el SPD de Sigmar Gabriel, han sufrido severos castigos en los tres estados a cuenta de los refugiados. Pero sería demasiado simple echar toda la culpabilidad a unos seres humanos que buscan salvar la vida y no pararse a pensar en la buena o mala gestión de los asuntos de cada Lander o en el tratamiento público de los problemas.
El caso más claro que arroja cierta luz al conjunto de la situación es el Estado de Renania-Palatinado donde los verdes, en el Gobierno, han visto reforzada su posición gracias a la buena gestión de los asuntos públicos y a pesar de respaldar la política de acogida de refugiados.
No todo se puede justificar por una única causa. Es cierto que el ascenso de voto de los que rechazan totalmente a los refugiados es muy notable, algo que no consiguieron con sus consignas contra el euro. Sin embargo, hay que añadirle una mala acción de gobierno de cada estado. Sentadas las bases de hasta donde puede llegar la influencia de una crisis que es de toda Europa y no sólo de Alemania, que ya lo afrontará abiertamente el año que viene en las elecciones generales, la cuestión real es valorar el origen del problema.
Sin duda, la falta de una política común en materia de inmigración en la Unión Europea, la pésima actuación en la guerra de Siria, la falta de orden y control en la avalancha de refugiados hacia Europa y, en el caso concreto de Alemania, el efecto llamada realizado por la Sra. Merkel, de acoger con los brazos abiertos a los refugiados que quisieran ir a tierra germana. La solidaridad no era el único argumento, la economía alemana necesita mano de obra, pero nadie había calculado las consecuencias. Ahora, seguro, que todos buscarán la mejor solución posible, con Turquía o con quien haga falta.