Texto: Antonio Colmenar / Foto: Patricia Marcos
La ciudad castellano-leonesa de Zamora es uno de los puntos obligados de la Vía de la Plata que los romanos extendieron desde Sevilla a León. El llamado Itinerario de Antonino denominaba a esta localidad con el nombre de Ocellum Duri (Los Ojos del Duero) del que, por una especie de acrónimo (ce-m-uri), dio lugar a su denominación actual.
Zamora se alza sobre una amplia meseta. La imagen está tomada desde el Puente de Piedra, uno de los cinco puentes que atraviesan el río Duero y que data del románico del siglo XIII. Durante siglos, este sitio fue el único paso para personas y mercancías, comunicando los barrios del arrabal con el centro histórico de la ciudad.
La ciudad cuenta con un castillo medieval y una catedral gótica muy vistosa. Pero el sitio más concurrido del casco histórico es la plaza de Viriato, donde se encuentra el monumento que conmemora la victoria de este caudillo lusitano sobre los romanos.