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La sede del PP, en la calle Génova de Madrid./ Foto: CPD/La Razón 

Cristina de la Hoz. 15/02/2016

A pesar de la dimisión de la presidenta regional del PP, Esperanza Aguirre, que quiere marcar el camino a Mariano Rajoy, en la sede de los populares se teme un fuerte castigo si hay repetición de elecciones y se aboga por poner sobre la mesa nuevas medidas anticorrupción.

Esperamos lo peor”. Así de contundente se muestra un alto cargo del organigrama del PP a la hora de analizar el último escándalo de corrupción surgido de entre sus filas: la presunta financiación ilegal del partido en Madrid, que se ha saldado con la dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta regional del partido. Es un caso más que sumar a los muchos que han surgido en las últimas semanas, tras la celebración de las elecciones generales, que sitúan al PP en una escenario endiablado, esto es, cada vez más imposibilitado para sacar adelante la investidura de Mariano Rajoy y más temeroso de enfrentarse a una repetición de elecciones. Lejos de esos primeros cálculos demoscópicos que hablaban de poder sacar un mejor resultado en las urnas, ahora firmarían repetir los del 20-D.

En las plantas altas de la sede nacional creen que la conmoción por la situación en que se encuentra la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, puede ser pequeña al lado de lo que pase con la hoy dimisionaria Esperanza Aguirre, que se mantiene como portavoz en el ayuntamiento madrileño. No les cabe duda de que la Justicia “va a por ella” y “no es descartable por tanto su imputación”, lo que implicaría situarla fuera del partido. Génova se queja de carecer de información sobre el alcance de lo que investiga la Justicia, pero ninguno de los dirigentes del “núcleo duro” del PP ha querido hablar con Aguirre. Finalmente, ayer lo hizo con Mariano Rajoy para anunciarle su decisión de dejar la presidencia del PP madrileño. En cierta manera, vino a marcarle el camino al propio Rajoy cuando dijo, en rueda de prensa, que es el tiempo de “sacrificios personales” por el partido y por el país.

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Teme un fuerte castigo si hay repetición de elecciones y aboga por nuevas medidas anticorrupción.

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Génova ha preferido hablar con Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, y la persona llamada a hacerse con el liderazgo del PP madrileño en sustitución de Aguirre. La baronesa territorial, que acaba de aprobar en la Asamblea regional un Plan de Regeneración Democrática, es una de las abanderadas de la lucha contra la corrupción que tanto daño está haciendo partido.

En cierta medida se repite la estrategia adoptada con Rita Barberá, convertida hoy en una especie de “apestada”. Que siga en la Diputación Permanente del Senado se atribuye “a una concatenación de malentendidos”, explican en Génova. Fue la dirección del Grupo en el Senado la que optó por su continuidad y lo hizo con desconocimiento de la cúpula popular. De hecho, cuando el portavoz del PP, Pablo Casado, dijo que esperaba que Barberá diera un paso a un lado, la valenciana había sido confirmada cuatro días antes como senadora de la Permanente, lo que “no aporta nada, no deja de ser un error y contradice nuestra política”, lamentan las fuentes populares consultadas. El partido aún en el Gobierno apunta a que será el PP valenciano el que fuerce de alguna manera la dimisión de la ex alcaldesa de Valencia.

También espera la dirección de Génova que desde Moncloa se articule una estrategia creíble frente a la corrupción. Piensan que la única manera de poder aspirar todavía a una investidura imposible o de salvar los muebles de cara a una repetición de elecciones es “poner sobre la mesa elementos muy duros de lucha contra la corrupción”. De manera pública lo han dicho dos vicesecretarios del PP, la de Estudios y Programas, Andrea Levy, y el de Sectorial, Javier Maroto. Levy ha pedido contundencia, “caiga quien caiga”, y Maroto ha llegado a hablar de una “purga” “se lleve a quien se lleve por delante”.

La desolación del PP crece enteros ante una corrupción que “nos  machaca”, sentencian.