Sánchez puede acusar a Iglesias “como responsable de impedir un acuerdo de la izquierda”./ Foto: Marc Lozano
Cristina de la Hoz. 09/02/2016
Esta semana es decisiva para conocer la posibilidad real de un acuerdo entre las fuerzas de la izquierda que convierta a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno. Tras el portazo de Pablo Iglesias, el secretario general del PSOE mantiene los contactos con IU y con Compromís –socio electoral de Podemos en Valencia- y quiere hacerlo también con En Podem –la formación de Ada Colau en Cataluña- así como con las llamadas Mareas, esto es, los aliados de la formación morada en Galicia.
Por el líder socialista no va a ser: o bien Iglesias vuelve al diálogo tras ver cómo muchos de sus compañeros de viaje no han roto con Sánchez o bien Sánchez tiene a quién dirigir el dedo acusador “como responsable de haber impedido un acuerdo de la izquierda”, señalan fuentes próximas al aspirante a la Presidencia del Gobierno. La idea es “proseguir con los contactos” a izquierda y derecha y llegar en la primera semana de marzo a una sesión de investidura donde cada uno tendrá que pulsar el botón del “sí”, el “no” o la “abstención” “y que todo el mundo se retrate”.
Para entonces, el escenario solo admite dos combinaciones: o un acuerdo de izquierdas, que necesita el respaldo del PNV y la abstención de los independentistas, o uno con Ciudadanos, que requiere el apoyo del PP o, al menos, de parte de los diputados del PP, cosa que se antoja poco menos que imposible, igual de improbable que un apoyo de los socialistas al partido ganador de las elecciones. Sin embargo, la interlocución está siendo mucho más fluida con Ciudadanos, a quien no le interesa una repetición electoral. En cambio, a Iglesias no parece asustarle dicha eventualidad aunque cabe preguntarse si su estrategia es la misma que la del resto de sus socios de candidatura y de IU.
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Ante el portazo de Podemos, el líder del PSOE negocia con IU y Compromís
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El PSOE hizo entrega ayer de un documento “con propuestas concretas sobre asuntos, por ejemplo, como la desigualdad o la pobreza infantil. Que venga ahora Podemos a decirnos por qué no pacta un plan de emergencia social”, dicen en Ferraz. Entre dichas medidas destaca un ingreso mínimo vital, la subida del Salario Mínimo Interprofesional o las vías para paliar la pobreza energética.
En el capítulo económico propone un nuevo Estatuto de los Trabajadores, una reforma del sistema fiscal que acabe con las amnistías y el cierre progresivo de las centrales nucleares. La intención de Sánchez es negociar “una nueva senda de reducción del déficit público” para ampliar el plazo hasta 2019. Y en cuanto al paquete de regeneración y de libertades destacan acabar con las “puertas giratorias” –justo cuando la ex ministra socialista Trinidad Jiménez ultima su entrada en una gran empresa del IBEX-, endurecer el delito de financiación ilegal de los partidos, modificar la elección de los miembros de los órganos constitucionales para garantizar su independencia o desbloquear las listas electorales y limitar los mandatos.
Iglesias admitió ayer que había cuestiones sobre las que podría ponerse de acuerdo con el PSOE, aunque nada se dijo de reanudar el diálogo. Con quien sí se va a ver Sánchez es con Rajoy, esta semana. El PP reveló que el pasado 18 de enero ambos dirigentes cerraron un encuentro que el socialista canceló sin dar más explicaciones. ¿De qué van a hablar? ¿De los mensajes que Rajoy recibe de las empresas del IBEX para que facilite un gobierno PSOE-Ciudadanos? Pinchan en hueso. Si de algo presume el presidente en funciones “es de no ceder a las presiones”, aseveran en Moncloa, que recuerdan además, que Rajoy no ha sido precisamente “santo de devoción de los grandes empresarios”.