En Exteriores hay actualmente 5.631 empleados.
The Diplomat. Madrid
Menos de la mitad de los trabajadores de Asuntos Exteriores son funcionarios públicos, y de estos, que son 2.302, son 821 diplomáticos de carrera los que forman parte de la estructura del Ministerio una vez iniciado este 2016.
En el departamento que dirige José Manuel García-Margallo —al menos hasta la formación del nuevo Gobierno después de las elecciones del 20 de diciembre—, hay actualmente 5.631 empleados, de los que 2.302 -menos de la mitad de ellos- son funcionarios públicos. Y de estos, 821 son diplomáticos, según la última actualización de datos.
En esta lista, publicada por el Ministerio de Asuntos Exteriores en su página web, no se incluyen aquellos diplomáticos que, en situación de excedencia, estén trabajando actualmente en empresas privadas, según aclaró la Oficina de Información Diplomática (OID) a The Diplomat. Tampoco están aquí contabilizados los diplomáticos que se encuentran en otros ministerios, en órganos constitucionales, como el Senado o el Congreso, o en el Servicio Europeo de Acción Exterior, por lo que la cifra total rondaría casi el millar.
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España cuenta con 117 embajadas bilaterales, 10 multilaterales y 90 consulados
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Si bien la cifra es inferior a la de otros países, España cuenta con una considerable red de oficinas de representación por el mundo: en concreto, 117 embajadas bilaterales, 10 multilaterales y 90 consulados. Esta cifra está por debajo de países como Francia, que cuenta con 163 embajadas bilaterales, 10 multilaterales y 96 consulados. En ellas, además de embajadores y otro personal diplomático, también trabaja personal no funcionario.
Aunque todos los embajadores son diplomáticos de carrera, existen actualmente dos embajadores políticos: Federico Trillo, expresidente del Congreso y ex ministro de Defensa por el Partido Popular, y que actualmente es embajador de Reino Unido; e Ignacio Wert, ex ministro de Educación con Mariano Rajoy y ahora destinado como embajador ante la OCDE en París. En estos momentos hay tres casos excepcionales, como son el de los embajadores de Roma, Moscú y Oslo, ya jubilados de la carrera diplomática, pero a quienes no se ha sustituido hasta que se forme un nuevo Gobierno.