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En Moncloa creen que el trasvase de votos del PP a Ciudadanos ha tocado fondo./ Foto: Pool Moncloa/Diego Crespo

Cristina de la Hoz. Madrid

Los análisis de Moncloa sobre las próximas elecciones generales apuntan a que Ciudadanos ha dejado de “robar” voto al PP, que tiene un suelo consolidado de 130 diputados, con siete millones y medio de electores, a partir de los cuales aspiran subir para acercarse a los 150 escaños.

El cambio de guión de la campaña electoral, por el que Cataluña va a convertirse en el eje del debate, ha venido a dar una inopinada baza a Mariano Rajoy. En Moncloa admiten que el discurso sobre la integridad territorial de España “es uno de nuestros puntos fuertes”, a pesar de que no han faltado en estos años los que, desde las propias filas populares, han acusado al presidente del Gobierno de inacción frente a la escalada secesionista protagonizada por Artur Mas.

“Asumo la responsabilidad de liderar la repuesta ante el desafío planteado”, dijo el pasado viernes el jefe del Ejecutivo durante una inesperada comparecencia pública tras reunirse con los líderes de Ciudadanos y de Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias, respectivamente. La ronda de contactos, que comenzó con Pedro Sánchez y seguirá en los próximos días con todas las fuerzas políticas parlamentarias, le permite protagonizar la respuesta unitaria al independentismo catalán.

Bien es cierto que éste es un terreno en el que también se mueve como pez en el agua Albert Rivera. Pero el cálculo que han hecho en Moncloa es que el trasvase de votos de los caladeros del PP al partido naranja ha tocado hueso. Después de ceder 1.700.000 votos, según estiman fuentes gubernamentales, “tenemos siete millones y medio de electores que no nos quita nadie ni en los peores momentos”, esto es, “un suelo muy fuerte” desde el que restaurar el espacio perdido.

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«En Moncloa creen que el debate territorial ha pillado a los socialistas muy descolocados»

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Todo lo contrario a lo que pasa con el PSOE, dicen. No solo “tiene un suelo electoral más frágil” sino que, además, el debate territorial “pilla a los socialistas muy descolocados”. Cada acto del PSC se mira con lupa después de pasar años coqueteando con los postulados nacionalistas. Asimismo, se le abre el frente valenciano, donde el presidente del ejecutivo autonómico, Ximo Puig –que debe su investidura a los pancatalanistas de Compromís y a Podemos—, se niega a secundar mociones por la unidad de España y acusa a Rajoy de “inmovilista”, todo en el mismo día en que Sánchez se desplazaba a Moncloa.

En definitiva, distintos sondeos, entre ellos los tracking semanales que manejan en la sede nacional del PP, auguran un voto consolidado en torno al 27-28 por ciento para los populares, lo que se traduce en un suelo de 130 diputados. “A partir de ahí se trata de ir escalando hasta los 150”, señalan esta vez en Génova. No se trata de una tarea ni mucho menos fácil “pero el escenario electoral ha cambiado con Cataluña”, apuntan y ahora Ciudadanos, lejos de pescar voto popular va a por el socialista.

El posible “sorpasso” de Ciudadanos al PSOE en elecciones generales ha dejado de ser política ficción para convertirse, al menos, en una realidad demoscópica. La curva ascendente de Rivera, en plena cresta de la ola tras haber superado ya a socialistas y populares en Cataluña, lleva visos de convertirse en un quebradero de cabeza para Sánchez. Bien es cierto que la fiabilidad de los sondeos deja mucho que desear y que hace apenas ocho meses todos apuntaban al triunfo de Iglesias, ahora por debajo del 15 por ciento del voto.

Esta misma semana toca barómetro del CIS, del mes de octubre.  Normalmente es más “conservador” que el de las empresas privadas. El último estudio del Centro con intención de voto correspondió a julio. Vaticinaba un triunfo del PP con el 28,2 por ciento del voto, seguido del PSOE (24,9) Podemos en tercera posición (15,7) y Ciudadanos el cuarto (11,1). Claro que, entonces, no habían tenido lugar las elecciones catalanas y los acontecimientos que han derivado de las mismas.