El ministro García-Margallo, en el Congreso.
The Diplomat. Madrid
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, expresó ayer, al comenzar el debate parlamentario sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2016, su “disgusto” por la eliminación de la partida que sufragaba hasta ahora un viaje anual a España para los diplomáticos expatriados y sus familiares.
Este recorte ya contó en agosto con el rechazo de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), que engloba al 60% de los miembros de la Carrera en activo. El ministro García-Margallo no citó a nadie en concreto como culpable de esta iniciativa, aunque la ADE no dudó en señalar al departamento de Cristóbal Montoro.
Este reconocimiento por parte de Margallo fue el único asunto llamativo de un presupuesto cuyos detalles ya se conocían. El Presupuesto para Exteriores aumenta hasta los 1.366 millones de euros (72,87 millones más que en 2015, lo que supone un incremento del 5,63%) y en él se ha reducido la partida de gastos corrientes a 117,9 millones en total, es decir 12,7 millones menos que hace un año (lo que supone un ahorro del 9,77%). El ministro explicó que ese ahorro es “debido a la centralización de diversos contratos de servicios”.
El PSOE critica que los presupuestos «son insuficientes para afrontar los compromisos exteriores de España»
Margallo aprovechó para recordar que el ahorro acumulado a lo largo de esta legislatura en gastos corrientes ha sido de 65 millones de euros. Las principales reducciones se dieron en arrendamientos (10 millones, sobre todo en edificios), comunicaciones (12), transportes (8,5), gastos protocolarios y representación (3,7) e indemnizaciones por razón de servicios (casi 5 millones), donde se incluye la citada partida que pone fin al derecho al abono, una vez al año, de un viaje de vacaciones para el personal del servicio exterior y sus familiares que quisieran volver a España.
Por su parte, la portavoz del PSOE, la ex ministra Trinidad Jiménez, criticó que estos presupuestos «son insuficientes para afrontar los compromisos exteriores de España y la situación tan convulsa que atraviesa Europa debido a la crisis de los refugiados». Jiménez acusó al Gobierno de practicar una política de «recorte y desmantelamiento» en relación con la Cooperación para el Desarrollo.