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Rajoy, el sábado, en la Conferencia Política del PP./ Foto: JGF/La Razón

Cristina de la Hoz. Madrid

Mariano Rajoy sale de la Conferencia Política del PP, celebrada el pasado fin de semana, con el objetivo de conseguir en las próximas elecciones generales una “mayoría suficiente” que le permita frenar un pacto de izquierdas. El acuerdo tácito de la Transición de dejar gobernar el país al partido más votado lleva camino de desaparecer si el PP es incapaz de sumar con otras fuerzas políticas.

Hasta ahora, sólo bastaba con ganar. Bien es cierto que ningún partido, esto es PP o PSOE, bajó nunca de los 156 escaños, que fue los que consiguió José María Aznar en 1996, en lo que el PSOE calificó de “amarga victoria”. Ese mismo año Felipe González cosechó 141 escaños, lo que significa que podría haber intentado un pacto con nacionalistas catalanes y vascos para seguir gobernando, pero no lo hizo. A diferencia de los ayuntamientos o comunidades, desde la Transición se ha respetado la máxima de que gobierna la nación el partido más votado y eso es lo que puede cambiar a partir de las próximas elecciones generales.

Mariano Rajoy necesita lo que ha llamado “mayoría suficiente” para continuar la tarea emprendida. De lo contrario, “cualquiera de las demás candidaturas buscará, y encontrará, alianzas para impedir que gobernemos”, tal y como afirmó en el acto de clausura de la Conferencia Política del PP el pasado sábado. Antes se pedía esa “mayoría suficiente” para no tener que incluir a demasiados partidos en las conversaciones por las que garantizarse estabilidad parlamentaria para toda la legislatura. Ahora, el PP prevé que en la Cámara Baja habrá una gran representación de fuerzas de izquierda y teme que éstas no dejarán escapar la ocasión de tejer una mayoría alternativa.

A diferencia de José Luis Rodríguez Zapatero, que en 2004 se comprometió a que “solo gobernaré si somos el partido más votado. No jugaré con nada para llegar al poder” o a que “si saco un voto menos que Rajoy, pasaré a la oposición”, el actual líder socialista, Pedro Sánchez, ha eludido siempre la cuestión. De hecho, su “número dos” en el PSOE, César Luena, señaló recientemente en “La noche en 24 horas” de TVE que “nuestro sistema es parlamentario, de mayorías, y creo que quien debe gobernar es el que tiene el apoyo mayoritario de la Cámara y puede recibir una confianza estable para llevar adelante un proyecto de gobierno”. Blanco y en botella.

Desde el cuartel general de los socialistas arguyen que los sondeos hablan hoy por hoy de “empate técnico” lo que supone, por un lado, que es posible el triunfo del PSOE, pero, también que estaría legitimado un pacto de izquierdas si no hubiera grandes distancias entre las dos principales fuerzas políticas. Y es que, además, los sondeos -también los del PP- vaticinan que Rajoy no sumaría apoyos suficientes con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. Sin embargo, el PSOE, que tampoco sumaría con Podemos, en cambio sí tiene una “cartera” de aliados parlamentarios más amplia, incluidos los nacionalistas, lo que haría posible un acuerdo a tres o cuatro bandas que el PP no podría conseguir.

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Teme que el PSOE rompa el acuerdo tácito de dejar gobernar al partido más votado

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Las encuestas más optimistas sobre intención de voto hablan de un porcentaje de Rajoy del 30 por ciento, esto es, unos 140 diputados. Necesitaría de 35 más para tener mayoría absoluta o de unos socios parlamentarios que le asegurasen cierta estabilidad a través de un pacto de gobernabilidad o una coalición. Lo previsible es que Ciudadanos se quede en torno a 15 por ciento de voto. Incluso algunos estudios dan un porcentaje similar a Podemos, que se enfrenta al riesgo de ruptura de la izquierda tras la negativa de su líder, Pablo Iglesias, a ir a una candidatura de unidad popular.

“Están decididos a unir fuerzas, cualquiera con cualquiera, sin que importe su pasado ni sus propósitos, ni sus convicciones democráticas, ni siquiera sus antiguas rivalidades. Están dispuestos a pasar por encima de todo eso, porque ante el empeño sectario de impedir que gobierne el PP, cualquier otra consideración se arrincona”, dijo Rajoy en su discurso del sábado.

Cree el presidente que están en juego la recuperación económica y la unidad de España, y ante la acusación de emplear el discurso del miedo se revolvió al afirmar que “yo no sé lo que es el voto del miedo, lo que sí sé es que da miedo ver lo que está pasando en algún país de la UE”, en referencia la crisis griega, argumento, por otro lado, que al PP le está viniendo muy bien en esta precampaña.