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Iglesias se reconoce marxista y seguidor de Gramsci, padre del eurocomunismo

El fundador del PCI, Antonio Gramsci.

 

Miguel Cifuentes. Madrid

 

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, se acaba de quitar la careta al declararse abiertamente marxista y seguidor de Antonio Gramsci. La confesión no es irrelevante, ya que se trata del fundador del Partido Comunista de Italia e ideólogo del eurocomunismo.

 

El líder de Podemos hace esta confesión de pasada en una larguísima entrevista en los diarios digitales Público y Critic, en la que habla de las candidaturas de unidad popular y del proceso soberanista catalán, entre otras cosas. Deja caer la confesión pero elude, con su habitual opacidad, entrar en más detalles sobre su ideología comunista.

 

Numerosos periodistas han intentado durante el último año, en foros y entrevistas, en televisión y otros medios que diga si es comunista, algo que Iglesias elude con su habitual sonrisa, o se escapa diciendo: “Eso está ya superado, el debate ya no es de izquierdas y derechas sino los de arriba y la gente, los de abajo”.

 

Iglesias reconoce de pasada, al final de la entrevista: “Me considero marxista. Digamos que tras los presupuestos teóricos y de comunicación de Podemos hay una lectura muy específica de Gramsci”.  A lo largo la entrevista, en repetidas se reconoce de izquierdas, cultural, emocionalmente, pero asegura que ya no comparte la liturgia (el canto de la Internacional, los puños en alto, las banderas y estrellas rojas), como un ropaje que le sobra, aunque dice emocionarse todavía con la simbología comunista. De hecho, aconseja a sus ex compañeros de Izquierda Unida que “se queden con la bandera roja”, que él está centrado en ganar, sumar votos y convertirse en un partido central que arrastre votos de todos lados.

 

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El líder de Podemos desvela su ideología y dice a IU que se queden con la “bandera roja” porque él quiere ganar

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Iglesias, al adoptar como inspirador a Gramsci, se habría abonado al tacticismo del filósofo y político italiano, padre del eurocomunismo. Esta doctrina es la de los partidos comunistas europeos de los años setenta del Siglo XX. Su filosofía básica fue aceptar el régimen democrático pluripartidista en lugar de buscar la revolución violenta. Los comunistas debían trabajar por el acceso al poder por la vía de las urnas, mediante alianzas con fuerzas burguesas para implantar el socialismo.

 

Ese giro herético del comunismo, adoptado por los partidos comunistas de Italia, dirigido por Enrico Berlinguer; de Francia, liderado por Georges Marchais; y España, encabezado por Santiago Carrillo, no ha triunfado en parte alguna. El Partido Comunista italiano no existe: ahora es el Partido Democrático de Italia; el Partido Comunista francés es residual; y lo mismo le sucede al Partido Comunista de España, diluido y perdido en la agónica Izquierda Unida actual.

 

La confesión de Pablo Iglesias no es irrelevante. No ha caído en saco roto para muchos analistas y observadores políticos ya que Gramsci es ejemplo más lúcido de lo que es el tacticismo para aprovechar el sistema democrático y la aproximación a las clases medias europeas, nacidas en el sistema capitalista, con el fin de acceder al poder. Gramsci elaboró la tesis de la fuerza hegemónica de la izquierda basada en la superioridad moral y cultural para vencer a la derecha, utilizando la escuela y los medios de comunicación para “convencer” e “indoctrinar” a la sociedad sobre la bondad del socialismo comunista. Según el político comunista italiano, “los votos serían fruta madura de la indoctrinación”; una vez ganados por la cabeza la gente votaría y daría el poder a los comunistas.

 

Iglesias, fiel lector de Gramsci, estaría siguiendo a la letra al fundador del comunismo italiano. Eso explica el cuidado exquisito de la comunicación (no asustar a las clases medias para captar su voto) y en la venta de la superioridad moral de Podemos, su partido, frente a “la casta” de los partidos viejos -PP y Psoe-, que sirven a la oligarquía y al capital opresor de las masas, o la izquierda rancia,  inútil y aburguesada, como Izquierda Unida.

 

Las declaraciones de Iglesias están circulando profusamente en Internet y en redes sociales, ya que se trata del “descubrimiento de un desliz de su verdadera ideología radical”, que envuelve en sonrisas y circunloquios en sus intervenciones públicas. Para Iglesias reconocerse comunista sería un hándicap muy grave, de cara a muchos sectores de clase media, potenciales votantes.

 

 

Luis Ayllon

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