El «Misteri» de Elche es uno de los patrimonios inmateriales españoles.
Julio García. Madrid
El Palau des Arts Reina Sofía de Valencia acoge desde ayer y hasta mañana, miércoles, un encuentro de doce expertos convocado en el marco de la Convención de las Naciones Unidas para salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, inauguró este encuentro, junto a la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova.
Según explicó el Ministerio de Asuntos Exteriores, esta reunión se inserta en una serie de otras destinadas a configurar un código ético para el patrimonio cultural inmaterial que complementará el texto de la Convención concluida por las Naciones Unidas en 2003.
Durante el acto inaugural, García-Margallo subrayó la intensa participación de España en los trabajos de redacción de la Convención de 2003, y su compromiso en la ejecución de la misma a través de numerosos proyectos de cooperación en este ámbito en Iberoamérica y África.
España es el cuarto país por número de elementos inscritos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. El “Misteri” de Elche, el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia, el silbo gomero, el flamenco o la dieta mediterránea, entre otros, son importantes aportaciones de nuestro país a dicha lista.
España es el cuarto país en aportaciones a la lista de bienes culturales de la Humanidad
El patrimonio cultural inmaterial de la humanidad defiende los valores culturales locales en el contexto de un mundo cada vez más globalizado, defendió el ministro, que añadió, que estos valores, por su propia naturaleza, son especialmente vulnerables en nuestro mundo, y por eso necesitan también una especial protección.
En este sentido, recordó las recientes y lamentables acciones terroristas en Próximo Oriente contra lugares que son cuna de la civilización, y contra objetos y obras de arte portadoras de una identidad cultural insustituible. Además, agradeció a la directora general de la UNESCO las firmes iniciativas adoptadas por su organización contra este drama cultural.