The Diplomat in Spain

Jesus Gil Fuensanta

Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid

Las Navidades y el Nowruz, año nuevo de Asia Central, son dos fiestas omnipresentes, celebradas de forma secular en Uzbekistán. Propio para un país, en el corazón de Asia Central, tierra de cruce de influencias entre el este y el oeste.

Al occidental, de entrada, le puede resultar llamativo que ambas celebraciones festivas además coincidan en el tiempo, respectivamente, con las recientes elecciones parlamentarias y (próximas) presidenciales. Pero luego el visitante comprueba que en el ambiente festivo de tales días, las mismas votaciones parecen un motivo de júbilo y celebración.

Para la mentalidad occidental es además llamativo el hecho de que el porcentaje de participación sea alto, con índices que rebasan de largo el 80 % del censo electoral. En los medios occidentales se habla a menudo de la continuidad en las elecciones uzbekas. Pero a tenor de lo observado, los uzbecos han realizado progresivos cambios de calidad en las mismas. Organización y falta de tensiones sociales son algunas de las constantes. Más si tenemos en cuenta que Uzbekistán es fronterizo con Afganistán.

Hay un viejo dicho español que reza «la cara es el espejo del alma» que nos puede servir para entender algunas de las claves sociales e históricas de Uzbekistán, y también para sus elecciones. Los uzbecos revelan unas facciones a medio camino entre el Occidente y el Oriente. Pero no tienen pretensiones de ser un país occidental, ni de entrar en una institución occidental. Siempre hablan de su «realidad oriental».

Las próximas elecciones presidenciales presentaran a varios candidatos, entre ellos el actual presidente del país, Islam Karimov, hombre enérgico (como revelan sus facciones), quien rige los destinos uzbecos desde su independencia post-soviética hace ya un cuarto de siglo. Y a día de hoy, Uzbekistán es uno de los países con una de las mayorías de población musulmana más estables del planeta.

De hecho en un futuro medio o lejano, tal vez los principales problemas que pueden afectar a la estabilidad interna de Uzbekistán pueden partir de dos asuntos de origen exógeno: el cambio climático acelerado debido a los proyectos de macro presas en países vecinos, y las intrigas políticas de grupos islamistas (incluso yihadistas), con falsas promesas «democráticas».

Volviendo a las elecciones. El observador occidental medio agradece que la Comisión Electoral esté organizada como un reloj suizo de precisión y que sus integrantes cubran todos los aspectos sociales y profesiones, donde la mujer abunda en puestos claves. Es de agradecer la nutrida inclusión de académicos e intelectuales entre las filas del personal electoral en las mesas u organización durante las votaciones. Los mismos rostros de los integrantes de la Comisión Electoral, en todos sus escalafones, distan muy de lejos por supuesto de lo que se conoce como «tipos mal encarados» o «personajes corruptos» en ámbitos políticos.

Este artículo es un resumen de «Elecciones en Uzbekistán 2014-2015: Lecciones sobre su historia».