Foto: Javier del Real/Teatro Real
Ignacio García-Belenguer / Director general del Teatro Real
Alberto Rubio. Madrid
Muestra sin ambages su orgullo por lo que es hoy el Teatro Real. “En el extranjero se nos toma como un referente en gestión y en modelo de financiación, ningún teatro de Europa tiene un 30% de financiación a través de patrocinios”, subraya Ignacio García-Belenguer, el director general de una institución pública que se ha situado como uno de los más reconocidos foros operísticos del mundo, y que además cubre su presupuesto de 42 millones de euros: “Este año hemos conseguido por primera vez ese equilibrio”.
¿Y eso cómo se consigue?
La crisis al final nos ha colocado a cada uno en nuestro lugar. Desde 2009, el consumo tendía a bajar. Había que pensar qué queríamos hacer. Se procuró la despolitización de la Institución, que hasta entonces presidía el Ministro de Cultura. Pero no por la política en sí, sino porque un teatro como éste necesita programar con 3 o 4 años de antelación si quieres una proyección internacional fuerte. Y para eso, necesitas estabilidad, autonomía financiera y autonomía artística.
¿Es gestión privada, entonces?
Es gestión profesional con un nuevo modelo de financiación en el que hay más participación del sector privado. Es un modelo 30-30-30, repartido entre financiación pública, patrocinios y sociedad civil, y un 10% adicional de ingresos procedentes de eventos, de la tienda del Real, etc. Pero siempre tendrá un elemento clave que es lo público, porque ésta es una institución que debe hacer la cultura accesible a todos.
¿Es el Real una parte importante de la diplomacia cultural?
Hoy somos la quinta institución cultural de España, un elemento clave de la Marca España y formamos parte de esa diplomacia cultural. Si queremos identificar al país con elementos positivos, no cabe duda que la cultura es el más relevante. Los turistas vienen a descubrir Madrid, Barcelona, la Alhambra, el Escorial, el Prado, el Thyssen. Es un turismo eminentemente cultural. Y esa potencialidad tenemos que promoverla fuera.
¿Por eso crearon el Círculo Diplomático?
Con el Círculo Diplomático tratamos de dar respuesta a eso. Pero también sabemos que vendrán cantantes de muchos sitios, y lo normal es que las embajadas encuentren su sitio porque son sus nacionales los que vienen. Estaríamos haciendo algo mal, unos y otros, si no nos coordinásemos.
«A través del Círculo Diplomático entramos en contacto con empresas que pueden ser patrocinadoras»
¿Qué tal han respondido las embajadas?
Muy bien. Llevamos casi dos años funcionando con el Círculo Diplomático. Ahora están Japón, México, Colombia, Portugal, Francia, Italia, Bélgica, Rusia, China, Canadá y Arabia Saudí. Queríamos arrancar con un grupo representativo de todo el mundo y ahora estamos en contacto con otras embajadas que tienen interés. Estamos abiertos a todos.
¿Qué aportan los integrantes del Círculo?
Pagan una cuota, pero no es cuestión de recaudación sino de corresponsabilidad. Además estoy convencido de que lo que aportan lo recuperan con creces, directa o indirectamente. Somos muy activos con ellos, colaboramos con sus institutos, con sus colegios, tenemos muy buena comunicación cuando vienen sus artistas. Y en todas las embajadas al final surge el interés de que alguna de sus empresas representativas esté con nosotros.
¿Como patrocinadores?
A través del Círculo Diplomático entramos en contacto con esas empresas y poco a poco fructifican los acuerdos para que entren como patrocinadoras. Ahí cumplen un papel espléndido los embajadores, cuya función es acercar posiciones entre ambas partes, independientemente de que se llegue al acuerdo o no.
También hay un Consejo Internacional. ¿En qué consiste?
Cuando vimos que funcionaba el Círculo Diplomático, pensamos en el Consejo Internacional. Iba dirigido principalmente al entorno iberoamericano, por nuestros vínculos históricos y culturales, y por su gran crecimiento. Luego lo hemos abierto a otros ámbitos. Y hay personalidades como David Rockefeller Jr., que tienen intereses económicos en España y quieren tener lazos culturales. Quieren invertir en economía, pero también en cultura.
Todo eso se suma a la Junta de Protectores, en la que hay 90 empresas que nos aportan ese 30% de nuestros ingresos; a los Amigos del Real, que son un verdadero voluntariado; y a la Junta de Amigos, 30 personas de relevancia que aportan su dinero pero también su apoyo institucional.
Por lo que dice, una cultura bien gestionada es rentable, pero es la primera que sufre recortes en tiempos de crisis.
Aquí hemos pasado una crisis brutal y el Teatro Real ha crecido. En 2014 hemos duplicado los patrocinios que teníamos en 2009. La cultura es rentable. E identificarte con la cultura tiene la ventaja de que no te identificas con nadie porque es un elemento neutro. Y el Real es un concepto muy neutro porque da cabida a todos.