El Papa Francisco saluda a los fieles en un viaje./ Foto: Intermirifica.net
Darío Menor. Ciudad del Vaticano
Se veía venir que habría que esperar para ver al Papa Francisco en España. Cuando la pasada semana, en el vuelo de vuelta desde Filipinas, fue desgranando cuáles iban a ser sus próximos viajes, el Pontífice no citó en ningún momento a Ávila, donde se le esperaba para participar en las celebraciones del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
La confirmación oficial de que no habrá visita papal en 2015 llegó con una carta que la Secretaría de Estado de la Santa Sede envió a Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española.
Son tres los motivos que llevan a Jorge Mario Bergoglio a declinar, al menos de momento, la invitación que le han hecho llegar casi desde el inicio de su pontificado tanto las autoridades civiles como las eclesiásticas. En estos cerca de dos años han pasado por el Vaticano los Reyes, tanto los actuales, Don Felipe y Doña Letizia, como los anteriores, Don Juan Carlos y Doña Sofía. También acudieron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, así como líderes autonómicos y municipales. Todos con el mismo objetivo: traer al Papa a España. La negativa cayó en el país “como un jarro de agua fría”, como expresó a las claras el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto.
La primera razón que lleva a Francisco a decir “no” es su intención de no interferir con las citas electorales de este año: las elecciones municipales y autonómicas de primavera y las generales, que podrían celebrarse a partir de noviembre, a las que se unen ahora las andaluzas. El Papa no quiere que su presencia sea instrumentalizada políticamente.
En la decisión de Francisco influyó también su deseo de dedicar una mayor atención a las periferias
El segundo motivo viene de su preocupación por las periferias, por aquellas naciones e Iglesias locales que más sufren. En Italia sus primeros viajes fueron a dos islas, lugares símbolo de esos márgenes que tiene tan presentes: Lampedusa, meta de los inmigrantes que se juegan la vida cruzando el Mediterráneo, y Cerdeña, tierra asolada por el desempleo.
En Europa pasó algo similar: Francisco eligió como primer país del continente para un viaje oficial Albania, nación de emigrantes y que sufrió durante décadas una terrible persecución religiosa. España no está en esas “periferias geográficas y existenciales” a las que quiere acercarse el Papa.
La última razón de la negativa viene de los muchos otros viajes fijados este año. Irá a EE UU para participar en el Encuentro Mundial de las Familias de Filadelfia, deteniéndose además en Nueva York y Washington. La otra visita americana tendrá tres etapas, Ecuador, Bolivia y Paraguay, y habrá además una escapada a África, concretamente a Uganda y a la República Centroafricana.