Conferencia sobre mujeres árabes, un ejemplo de diplomacia cultural. Foto: TD.
Salvador Martínez. Berlín
Conferencias, exposiciones, programas educativos o artísticos también pueden jugar un papel en la resolución de conflictos. Este tipo de acciones, enmarcadas en la diplomacia cultural, son clave para recuperar la confianza mutua que pierden los beligerantes.
Por resultar preocupantes para la seguridad de Europa, conflictos como los del este de Ucrania, la guerra civil en Siria o la amenaza regional que representa en Oriente Medio el Estado Islámico (EI) son motivo de gran inquietud en el ‘Viejo Continente’. De ahí que los tres fueran evocados por la canciller alemana Ángela Merkel en su discurso de Nochevieja, una alocución en la que la figura política más relevante de Europa aprovecha para hacer balance y pedagogía sobre los temas que quitan el sueño a los líderes mundiales.
Frente a estos conflictos se han movilizado ya notables medios militares y políticos. Sin embargo, hay iniciativas diplomáticas que algunos expertos echan de menos. Especialmente las que se engloban en lo que se ha venido a llamar “diplomacia cultural”, que pueden ser clave a la hora de construir opciones pacíficas de futuro incluso en el más enquistado de los conflictos.
“La diplomacia cultural no puede traer la paz, no puede revolucionar una situación política, pero sí puede ayudar a crear confianza mutua entre los actores enfrentados, y puede hacer esto a todos los niveles, tanto de sociedades como de líderes políticos”, explica Mark Donfried, fundador y director del Instituto para la Diplomacia Cultural (ICD, por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental con sede en Berlín cuya misión es “ampliar la investigación, programas y prácticas en el campo de la diplomacia cultural”.
Donfried defiende la utilidad frente a los conflictos de un tipo de acciones diplomáticas mantenidas más bien al margen en la gestión de crisis como la de Ucrania. A saber: organizar “exposiciones, conferencias, crear programas de intercambio de estudiantes, o lanzar iniciativas culturales a través de las cuales puedan expresarse artistas”. Su idea es, a través de este tipo de medios, “asegurar que todas las voces de un conflicto se oigan”, añade el responsable del ICD.
“La diplomacia cultural tendría que jugar un papel” para reconstruir la confianza perdida
En el conflicto que enfrenta al Gobierno ucranio con los separatistas prorrusos del este hay mucha confianza rota. Ocurre así entre los ucranios, por supuesto, pero también entre la Unión Europea y Rusia. Al país del presidente Vladimir Putin se le considera clave en la inestabilidad de Ucrania por su apoyo a las regiones rebeldes del este del país. Ese comportamiento explica las dolorosas sanciones económicas que Europa ha impuesto a Rusia y que, en este clima de desconfianza, haya caído, por ejemplo, la inversión alemana en suelo ruso.
Según informaba a finales del año pasado la Cámara de Comercio Germanorrusa, más de un tercio de las compañías teutonas presentes en Rusia se veían cancelado nuevos proyectos a corto y medio plazo. Alemania es uno de los principales socios comerciales de Rusia, a donde exporta bienes y servicios por valor de 36.000 millones de euros e importa hasta unos 40.500 millones anualmente.
Stefan Meister, investigador del Consejo Alemán de Relaciones Internacionales (DGAP, por sus siglas en alemán), mantiene que, habida cuenta del estado de guerra que vive Ucrania, “conviene pensar en las cuestiones de seguridad”. No obstante, para él, ante una eventual reconstrucción de la confianza perdida, “la diplomacia cultural tendría que jugar un papel”. “Es un área de softpower donde la UE es muy fuerte y donde Rusia tiene mucho que ofrecer en muchos sentidos”, dice Meister.
Además, “como es muy difícil encontrar áreas en las que hablar con Rusia, tal vez el sector cultural pueda representar el inicio de una cooperación futura” porque “la cultura es un ámbito muy amplio” y “precisamente ahora que los occidentales no sabemos cómo reiniciar la relación, tal vez convenga poner dinero y recursos para reconstruir vínculos con Rusia”, explica el experto del DGAP.
Mañana, segunda parte: ¿Puede la «impopular» diplomacia cultural hacer frente al yihadismo?