Agapito Mba Mokuy/Foto: Gobierno de Guinea Ecuatorial
Eduardo González. Madrid
El ministro de Asuntos Exteriores de Guinea Ecuatorial, Agapito Mba Mokuy, reiteró ayer el deseo de su país de participar en las cumbres iberoamericanas como miembro de pleno derecho, una vieja aspiración del régimen de Teodoro Obiang Nguema que llegó a contar con el apoyo del mismísimo Gobierno español.
Mba Mokuy se reunió en Madrid con el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Álvaro Marchesi Ullastres, ante el que se quejó de la «incoherencia» que representa que el país africano sea el único miembro de pleno derecho de la OEI «que no es invitado a participar en las cumbres iberoamericanas», según informó la página web del régimen. «Es difícil comprender que se excluya a Guinea Ecuatorial de las cumbres, cuando precisamente debía de ser un orgullo mantener al único país de África donde se habla español», declaró.
En respuesta, el secretario general de OEI recordó que la organización de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno no depende de la OEI, sino de la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado, a la que no pertenece Guinea Ecuatorial, según la misma fuente.
Las aspiraciones de Obiang a participar en las cumbres iberoamericanas habían recibido el entusiasta apoyo del que fuera ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien en 2009 llegó a plantear la posibilidad de invitarlo a la cumbre de Estoril.
Moratinos apoyaba las aspiraciones de Malabo, a las que se oponen algunos países como Argentina
El régimen se ha referido con frecuencia a su condición de país hispanohablante para abrirse las puertas de Iberoamérica, lo que no le ha impedido acercarse también a las comunidades lingüísticas francófona y lusófona con los mismos argumentos lingüísticos (aunque con bastante menos fundamento que con el castellano) y con los fondos petroleros como principal santo y seña.
En todo caso, su participación en las cumbres iberoamericanas depende del consentimiento de todos los Estados socios y algunos como Argentina se han opuesto expresamente. En febrero de 2008, Obiang Nguema acabó indignado con la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, después de que ésta aprovechara la visita oficial del mandatario africano a Buenos Aires para exigirle mejoras en favor de los derechos humanos, en consonancia con las principales organizaciones internacionales no gubernamentales.