The Diplomat in Spain

Paula Izquierdo

Escritora

En la actualidad se están pagando los recortes que ya pusieron de manifiesto los médicos y sanitarios de la llamada marea blanca, además de la falta de planificación y de preparación. Hasta después de una semana de haber sido ingresada la auxiliar de enfermería afectada por el Ébola, no se creó un gabinete de crisis a pesar de que el primer misionero, el doctor Pajares, murió en agosto, tres días más tarde de haberlo repatriado.

Este verano el miedo al contagio inundó la vida de los madrileños, de los españoles, de los europeos y, finalmente, de todo el mundo; el terror al Ébola se había globalizado.

Cuando el doctor Pajares fue repatriado, ni los hospitales ni el protocolo de actuación estaban preparados para recibir a un enfermo contagiado por el Ébola. Es decir, lo trajimos poniendo en peligro a toda la población, sabiendo de antemano que el virus iba a acabar con su vida. Así sucedió tres días más tarde de su llegada al hospital Carlos III de Madrid, centro de salud que no era competente para acoger a un hombre infectado con un virus mortal y que, además, no estaba capacitado con el sistema de seguridad BS4, un nivel que nunca ha alcanzado dicho hospital. El cúmulo de despropósitos y la falta de planificación hizo poner en duda la decisión de repatriar a dos misioneros, el segundo llegó poco después y también murió.

La mal entendida generosidad de los países occidentales no ha funcionado. Es muy importante ser transparentes y no ocultar ninguna información para que la población no excluya, por miedo al contagio, por ejemplo, a la auxiliar de enfermería a quien se estigmatizó, aludiendo a que no había seguido el protocolo. Toda la sociedad debe de estar informada de los progresos o fracasos logrados en distintos puntos del planeta.

En el caso de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada en Madrid por el segundo misionero al que atendió, la posición del gobierno fue tildarla de mentirosa a pesar de que los hechos demuestran que ella llamó en el momento en que empezó a sentir síntomas relacionados con el Ébola. Pero no fue tomada en serio hasta una semana después. La ambulancia que la condujo desde el hospital de Alcorcón al hospital Carlos III no estaba preparada. Ambulancia que a continuación llevó a siete enfermos más con sintomatología de distinta índole y gravedad, sin haberla desinfectado. La justicia investigará si se ha producido un delito contra la seguridad del trabajador al someter al conductor y a los enfermeros de la ambulancia a una situación de contagio probable.

[hr style=»single»]

¿No hubiera sido más eficaz montar hospitales de campaña en los países donde más virulento es el contagio?

[hr style=»single»]

Muchos nos preguntamos si no hubiera sido más eficaz invertir el dinero que se utilizó para repatriar a los dos médicos misioneros en montar varios hospitales de campaña en aquellos países de África occidental donde más virulento está siendo el contagio y, por tanto, la muerte, ya que no disponen de los equipos y los sueros necesarios para salvar la vida de sus compatriotas.

Desde el punto de vista humano y moral hubiera sido una medida mucho más eficaz y segura. Antes de tomar esta decisión, tan discutida, el gobierno y las autoridades competentes tendrían que haber valorado si nuestro país, nuestros médicos y auxiliares sanitarios estaban preparados, si se conocían los protocolos de actuación sabiendo, además, que no teníamos en aquel momento ninguna vacuna o suero paliativo.

Hubo una enorme expectación mediática nacional e internacional ante la rueda de prensa del Comité que se creó el 10 de octubre y cuyo máximo cargo fue el de la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sanz de Santamaría. Delegando así de sus responsabilidades propias la recién dimitida Ministra de Sanidad, Ana Mato, sobre todo por su falta de capacidad para gestionar una  crisis sanitaria.

Teresa, que ya se ha recuperado totalmente de la infección, ahora tendrá que intentar ya no física, sino psicológicamente, sobreponerse a la estigmatización a la que la sometieron. Quizá debiéramos mirarnos al espejo antes de hacer un declaración falsa y sin fundamento o tomar decisiones poco apropiadas para la salud de la Humanidad, antes de que un nuevo Ébola haga su aparición.