Texto y foto: Armando Delso
La ermita de San Saturio se encuentra situada el la ciudad de Soria, junto al río Duero y encima de la denominada cueva de Peñalba. En esta cueva cuenta la tradición que vivió el anacoreta visigodo Saturio (hoy elevado a los altares y proclamado Patrón de Soria). Era hijo de una noble familia del siglo V, si bien regaló todos sus bienes a los mas necesitados y se fue a hacer vida de ermitaño a dicha cueva.
La ermita actual se construyó a finales del siglo XVII y está colgada sobre las rocas, más bien agarrada a las mismas como si quisiera meterse en sus entrañas. En ella se encuentran los restos del Santo y hoy en día es un lugar habitual de peregrinación de los sorianos al que se llega por un camino que ha sido glosado por poetas.
«Estos chopos del río, que acompañan con el sonido de sus hojas secas el son del agua, cuando el viento sopla, tienen en sus cortezas….», decía Antonio Machado. «Río Duero, río Duero, nadie acompañarte baja, nadie se detiene a oir, tu eterna estrofa olvidada, indiferente o cobarde…», escribió Gerardo Diego.
En este comienzo del otoño, los colores de los árboles y las hojas envuelven las márgenes del río, y uno se imagina a Machado recitándole a su joven esposa Leonor los siguientes versos: «He vuelto a ver los álamos dorados, álamos del camino en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio, tras las murallas viejas de Soria».
O algunas de sus estrofas más recordadas, esta vez al completo: «Estos chopos del río, que acompañan con el sonido de sus hojas secas el son del agua, cuando el viento sopla, tienen en sus cortezas grabadas iniciales que son nombres de enamorados, cifras que son fechas. ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas; álamos que seréis mañana liras del viento perfumado en primavera; álamos del amor cerca del agua que corre y pasa y sueña; álamos de las márgenes del Duero conmigo vais, mi corazón os lleva!