“Cualquiera que intente imitarme está perdido”, esta afirmación del director de cine ruso Serguéi Paradzhánov muestra y resume su vida y su obra. El Centro Ruso de Ciencia y Cultura de Madrid (calle Atocha, 34) celebra una velada dedicada a la obra de este director de cine ruso con la participación de la actriz y personalidad emérita de las artes de Rusia: Anna Makagón. El acto se celebra a partir de las 18 horas y la entrada es libre hasta completar aforo.
Aunque su carrera cinematográfica empieza en 1954, Paradzhánov renegó posteriormente a todo su trabajo anterior a 1964, diciendo que era basura. Después de dirigir Teni zabýtyj prédkov (Sombras de los ancestros olvidados) (renombrada Caballos salvajes de fuego para la mayoría de las distribuidoras foráneas), el director ruso adquirió fama internacional, así como en objeto de los ataques del sistema soviético. Casi todos sus proyectos entre 1965 y 1973 fueron prohibidos, desechados o cerrados por las administración cinematográfica soviética, tanto por las locales de Kiev y Ereván, como por la federal (llamada Goskinó), hasta que fue arrestado a finales de 1973 bajo los cargos de violación, homosexualidad y cohecho. Paradzhánov estuvo en prisión hasta 1977, año en que fue liberado (a falta de 11 meses y 18 días para cumplir su condena, gracias a las peticiones de varios artistas).
Incluso después de su puesta en libertad (aunque sería encarcelado otra vez en 1982) fue mal visto en el cine soviético. No sería hasta mediados de la década de 1980, cuando el clima político se hizo más suave, que Paradzhánov puedo volver a dirigir. A pesar de ello, necesitó del apoyo de su amigo y actor georgiano David Abashidze y otros amigos del mundo artístico para poder ver sus últimas películas autorizadas.
Su salud había empeorado tras los cuatro años en el campo de prisioneros y 9 meses en una prisión de Tiflis. Murió en 1990 a causa de un cáncer de pulmón, justo cuando después de casi 20 años de supresión, le era permitido enseñar sus películas en festivales extranjeros.