Abdelaziz y Margallo durante la rueda de prensa posterior a la conferencia/Foto: MAEC
Eduardo González. Madrid
La Conferencia Ministerial por la Estabilidad y el Desarrollo en Libia, reunida este miércoles en Madrid, ha advertido de que el país norteafricano podría convertirse en «un nuevo escenario para el extremismo violento» a causa de la «situación extremadamente grave» por la que atraviesa en la actualidad, pero ha precisado que cualquier solución debe proceder «de los propios libios» sin ninguna intervención militar internacional.
La conferencia, organizada conjuntamente por los Gobiernos español y libio a iniciativa del recién nombrado enviado especial de la ONU para Libia, el español Bernardino León, contó con la presencia de los ministros de Exteriores de Argelia, Chad, Chipre, Egipto, Francia, Grecia, Italia, Libia, Malta, Túnez, Marruecos, Mauritania, Níger, Portugal, Sudan y España, englobados en diversos grupos multinacionales, como el ‘Foro 5+5′, el Med 7 (siete Estados europeos del Mediterráneo) y el Grupo Países Vecinos de Libia. También hubo representantes de la Liga Árabe, de la UE, de la Unión Africana y de la Unión por el Mediterráneo.
Entre las conclusiones aprobadas por los participantes en el encuentro (celebrado en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid), destacan la necesidad de preservar «la unidad, soberanía y democracia de Libia» y de encontrar una solución que proceda de «los propios libios». «Toda forma de interferencia internacional debe ser firmemente rechazada», se lee en el texto final. «Las intervenciones militares internacionales siempre son desastrosas», declaró el ministro libio de Asuntos Exteriores, Mohamed Abdelaziz, en la rueda de prensa posterior al cierre de la conferencia.
Asimismo, los participantes han abogado por un proceso de diálogo nacional y de reconciliación «incluyentes» en el que participen «todos los actores políticos, líderes tribales y otras personalidades destacadas» y del que queden excluidos los que «practiquen la violencia y no renuncien al terror». El acuerdo de todas las partes «debe plasmarse en la nueva Constitución libia», prosiguen las conclusiones, en las que se elogia «el carácter incluyente de la Asamblea Nacional Constituyente».
La conferencia ha llamado también la atención sobre la necesidad de evitar la guerra civil y la fragmentación de Libia, que «plantea una amenaza para el Sahel, África, el Mediterráneo y Europa en su conjunto en términos de seguridad, desarrollo económico y tráficos ilegales, incluyendo el tráfico de seres humanos» y ha advertido de la necesidad de impedir que Libia se convierta «en un nuevo escenario para el extremismo violento».
En este sentido, el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, advirtió en la rueda de prensa del riesgo de que Libia se convierta «en plataforma o corredor desde el que el yihadismo podría extenderse a zonas muy amenazadas». Asimismo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaró durante la inauguración de la conferencia que «la seguridad de Libia es nuestra seguridad y la estabilidad de Libia es nuestra estabilidad».
La Conferencia de Madrid advierte del peligro de que la crisis libia propicie la extensión del yihadismo
Los asistentes han reclamado que la crisis de Libia permanezca como «una prioridad en la agenda internacional» y han pedido «una coordinación necesaria entre las distintas iniciativas internacionales y actores involucrados», en referencia expresa a los países y organizaciones participantes en la reunión de Madrid, al tiempo que han señalado la «importancia» de los «próximos encuentros sobre Libia en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas».
Tanto Abdelaziz como Margallo coincidieron al final del encuentro que la conferencia ha sido «muy útil». «Las cumbres internacionales nunca acaban dando la solución final, pero éste ha sido un paso en la buena dirección», declaró el ministro español.
La situación se Libia se ha agravado considerablemente a partir de las elecciones legislativas del pasado 25 de junio, cuyos resultados no fueron reconocidos por el anterior Parlamento, dominado por los islamistas. El 13 de julio se produjeron fuertes combates entre diferentes milicias en Trípoli que causaron el cierre del aeropuerto internacional de la capital y la evacuación de trabajadores extranjeros y de misiones internacionales. Como consecuencia de todo ello, la Cámara resultante se ha visto obligada a trasladarse a Tobruk (lejos de los enfrentamientos entre las milicias rivales, en el extremo oriental del país), mientras que la anterior Asamblea continúa en la capital, Trípoli, e incluso ha designado su propio gobierno de facto.