The Diplomat in Spain

Foto: A. Rubio.

Mohamed Alfaqeeh Saleh / Embajador de Libia

Alberto Rubio. Madrid.

Mohamed Alfaqeeh Saleh señala que Libia vive momentos muy difíciles y que para superarlos necesita la ayuda internacional. El embajador libio en España apunta que ahora el país se debate entre dos clases de “legitimidad”, por decirlo así: “La oficial, representada por el Parlamento y el Gobierno, y la real, que detentan los grupos armados”. La Comunidad Internacional «ayudó a nuestro pueblo a derrocar al dictador, pero abandonó el país justo después de su derrota sin asegurarse de que se restablecería el Estado. Eso fue un error», afirma.

¿Cree posible un acuerdo entre las facciones para detener los combates?

La situación es extremadamente difícil. El problema viene del colapso del régimen de Gadafi. Al contrario que en Túnez o en Egipto, la revolución generó un vacío de poder político y militar, y por tanto de seguridad. Durante estos años, los parlamentarios electos no han podido restablecer las instituciones de seguridad. Sin embargo, las milicias han crecido cada vez más. Ahora tenemos más de 200.000 hombres en más de un millar de milicias en todo el país. El problema es que tenemos un gobierno pero no los instrumentos que le permitan imponer la ley.

¿Considera que Occidente ha dejado a Libia sola frente a sus enemigos?

La Comunidad Internacional ayudó a nuestro pueblo a derrocar al dictador, pero abandonó el país justo después de su derrota sin asegurarse de que se restablecería el Estado. Eso fue un error.

Estos días hemos escuchado anuncios positivos de los principales países occidentales apoyando al Parlamento libio, pero necesitamos más presión sobre los líderes de las milicias para que cesen los combates y que respeten la voluntad del pueblo libio, expresada en las elecciones del 25 de junio.

Antes de que se anunciasen los resultados, algunas milicias ya se preparaban para los enfrentamientos porque sabían que los resultados no les favorecían. Por ello intentan mantener Misrata y ocupar Trípoli, que supone una tercera parte de la población y es la capital del Estado. Intentan controlar la capital para imponer su política.

Será necesario desarmar a las milicias. ¿Cómo lo van a hacer?

En mi opinión, lo primero es parar la lucha y que la Comunidad Internacional prepare el camino para alejar de la capital a los grupos armados, a todos ellos, incluidas las milicias de Tripolitania. Una vez fuera, ese espacio debe ser ocupado por el Ejército libio o, incluso, por unidades militares regionales o internacionales.

¿Puede el Ejército libio hacer ese trabajo?

Sí, tenemos algunas unidades que, bajo la supervisión de la Comunidad Internacional, pueden mantener a las milicias a 60 ó 70 kilómetros de Trípoli y controlar puntos estratégicos como el aeropuerto. Ciertamente necesitan equipamiento pero en unas pocas semanas puede hacerse. El objetivo es mantener a las milicias fuera de Trípoli para que el Gobierno vuelva a restablecer el orden, abrir los hospitales, los bancos. Si no, la población seguirá sufriendo como ahora. Con los hospitales cerrados, sin electricidad, gas, agua o gasolina, la vida es muy difícil para dos millones de civiles bajo la presión de estos grupos armados.

Además, si el conflicto va a más puede afectar a toda la región e incluso a la seguridad en el sur de Europa.

Pero las milicias no se irán de Trípoli por las buenas…

Por supuesto, tendrá que imponerlo la Comunidad Internacional con un plan bien diseñado para absorber a estos hombres, de forma individual, política y económicamente.

¿Teme que Libia pueda romperse si no se consigue frenar esta violencia?

Sí, todos los escenarios son ahora posibles. Podemos llegar a una “somalización” de Libia que acabe en una guerra civil. Ahora los combates están muy limitados en un área pero podrían extenderse a todo el país.

Ahora las grandes beneficiadas son las mafias de traficantes. ¿Tienen conexiones con los grupos armados?

Sí, puede ser. El problema es que no tenemos un Estado y sin él no es posible controlar a esas mafias. Necesitamos dar poder al Estado, con la ayuda de la Comunidad Internacional, para recuperar las instituciones y acabar con el terrorismo, el tráfico ilegal y todos los criminales que tenemos en el país.

[hr style=»single»]

«Quienes añoran a Gadafi creen que la diferencia con lo que está pasando son sólo las consignas»

[hr style=»single»]

¿Es tan simple la lucha actual como se describe: islamistas y criminales contra demócratas?

Esencialmente sí. Pero es más complicado. Verá, tenemos una estructura tribal y otra regional. Políticamente esto se plasma en dos proyectos. Uno, islamista, compuesto por los Hermanos Musulmanes y la comunidad islamista libia, además de otros grupos a favor de imponer la sharia. El otro proyecto trata de establecer un estado nacional moderno, como en otros países. Ambos luchan por el poder. Ojalá ambos pudieran llegar a un acuerdo, pero ya vimos en el Parlamento nacional que no fue posible.

¿Hubiera sido una solución restaurar la monarquía?

No lo sé. Durante la monarquía, el propio rey estuvo pensando en cambiar el régimen a una república. La monarquía es parte de la historia del este del país. Allí algunos Ia añoran, pero son pocos.

De todas formas, tenemos la experiencia de Túnez y de Egipto. Queremos seguir el camino de Túnez, una buena experiencia entre islamistas y nacionalistas. Pero la situación, desafortunadamente, se acerca más a lo ocurrido en Egipto.

¿Con la producción de petróleo afectada, cuánto tiempo le costará a Libia recuperar su economía?

Tan pronto como controlemos la situación y restablezcamos el estado.

¿Los combates han llegado a dañar las infraestructuras petrolíferas?

Hasta ahora no porque el conflicto esta concentrado en la capital y en Bengasi.

¿Pero podría afectarlas?

Podría ser, si el país se dividiera. Pero hasta ahora están controladas por las instituciones nacionales.

¿Qué piensa de la evacuación de la Embajada española en Trípoli?

Estamos seguros de la solidaridad de España con Libia. Intentaron mantenerse en Trípoli hasta el último momento. Pero comprendemos que se trataba de la seguridad de su personal. Esperamos que vuelvan muy pronto.

¿Tiene noticias de las españoles que puedan quedar en Libia?

Creo que quedan algunos en determinadas áreas seguras donde no corren peligro porque Libia es un país muy extenso y ahora los enfrentamientos se centran en Trípoli y Bengasi.

Ahora mismo no hay muchas compañías españolas trabajando en Libia…

Es cierto, pero esperamos que cuando el país recupere la estabilidad haya muchas más oportunidades para las empresas españolas. Las necesitamos porque tienen una gran experiencia.

¿Puede que la gente común esté empezando a recordar a Gadafi?

Sí, algunos le recuerdan. Se preguntan cuál es la diferencia entre lo que está pasando ahora y los tiempos de la dictadura. Y se responden: nada, sólo las consignas. Es normal.

SUS FAVORITOS

[col type=»one-third»]

[box style=»0″]UN LUGAR

 «Me gustaría conocer algunos países en Latinoamérica, como Chile o Brasil».

[/box]

[/col]

[col type=»one-third»]

[box style=»0″]UN LIBRO

 «Me interesan mucho las obras del filósofo marroquí Mohammed ‘Abed al-Jabri».

[/box]

[/col]

[col type=»one-third last»]

[box style=»0″]UN PLATO

 «Me gusta mucho cómo cocinan el pescado en España».

[/box]

[/col]