El gasoducto Medgaz entró en funcionamiento en 2011.
Eduardo González. Madrid.
La crisis de Ucrania ha vuelto a sacar a flote la preocupación de los Gobiernos de la Unión Europea por diversificar el suministro energético a fin de evitar la excesiva dependencia de Rusia y, en este contexto, España ha aprovechado para ofrecer, una vez más, sus posibilidades estratégicas en la búsqueda y desarrollo de fuentes propias y renovables de energía.
La pasada semana, el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, afirmó ante el Congreso de los Diputados que el conflicto de Ucrania revelaba que España había hecho un «diagnóstico correcto» al insistir en la necesidad de reducir la dependencia energética de Rusia. El 30 por ciento del gas que importa la UE procede de Rusia, la mayor parte a través de Ucrania.
El pasado mes de marzo, los jefes de Estado y Gobierno de la UE pidieron a la Comisión Europea que elaborase un plan destinado a reducir la dependencia de las importaciones rusas y anunciaron la intención de priorizar las interconexiones entre la Península Ibérica y el resto de la Unión a través de Francia. Los grandes beneficiados de esta interconexión de la Peninsula con el resto de Europa serían los países especialmente dependientes del suministro ruso, en particular Alemania.
El ministro Margallo recuerda que los gasoductos que unen Argelia y España están infrautilizados
España recibe actualmente de Argelia, a través del gasoducto Medgaz, el 42 por ciento del total de gas que importa del exterior. Aparte, España dispone del gasoducto de Durán Farrel, procedente de Argelia y conectado con la zona de Gibraltar. Las interconexiones con el resto de la Unión a través de Francia de estos dos gasoductos podrían aportar hasta un equivalente al 50 por ciento del gas que actualmente procede de Rusia.
De igual modo, España recibe suministro de gas natural licuado procedente de una decena de países, lo que libera en buena parte a nuestro país de los efectos de una posible interrupción del gas ruso. El propio Margallo ya aseguró durante la citada intervención ante la Comisión de Exteriores del Congreso que, en caso de que la UE pasase a la Fase 3 de las sanciones a Rusia, que afectaría a los sectores económico y energético, España no se vería afectada por «ninguna» de estas posibles sanciones.
Margallo también instó a que se aprovechasen las siete estaciones de gasificación de que dispone actualmente España (Sagunto, Huelva, Cartagena, Barcelona, Bilbao, Mugardos y Gijón), que suponen la mitad de toda la UE, y a que se impulsase el consumo de energías renovables procedentes de los países del Magreb (como «la placa solar del Mediterráneo») y de otros países de África.
Rusia debe seguir siendo un socio estratégico
Durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Margallo insistió en todo momento en que España es partidaria de que Rusia siga siendo «un socio estratégico» antes que un «adversario estratégico», ya que Moscú sigue siendo una potencia necesaria para «resolver muchos conflictos, no sólo el de Ucrania», en referencia expresa a Irán, Siria e Irak.
Asimismo, ha instado a que «se compatibilice el acuerdo de asociación y libre comercio de Ucrania con la UE con la Unión Económica Euroasiática, de la que forman parte Rusia, Bielorrusia y Kazajistán”, de forma que ambos instrumentos «sean el primer paso hacia un acuerdo de libre comercio entre la Unión y Rusia».