The Diplomat in Spain

Mas y Rajoy, durante un encuentro de presidentes autonómicos en 2012./ Foto: J.F.L./La Razón.

Cristina de la Hoz. Madrid.

Mariano Rajoy y Artur Mas volverán a sentarse mañana cara a cara. Y si el presidente de la Generalitat no lo remedia, el balance no se prevé mejor que el de las otras citas, públicas y privadas, que han mantenido los dos dirigentes en esta legislatura. Mas insiste en negociar los términos de una consulta que el inquilino de la Moncloa no quiere ver ni en pintura y eso que se ha avenido a reunirse otra vez, casi a regañadientes, tras negarse reiteradamente a mantener ningún tipo de contacto ante una política de hechos consumados.

Que Artur Mas negociara a finales del año pasado con sus socios parlamentarios de ERC el contenido de la pregunta y la fecha para la consulta independentista, cortocircuitó el diálogo entre los dos. “Rajoy no quiere pasar a la historia como el presidente que permitió un referéndum independentista en Cataluña, sea este vinculante o no”, afirman fuentes de Moncloa a sabiendas que desde no pocos sectores del partido y de votantes populares se le ha acusado de inacción ante el desafío catalán. Si estos dos años y medio de legislatura han estado marcados por las medidas anti-crisis, la recta final tiene como telón de fondo el desafío independentista y la fecha del 9 de noviembre, el día elegido para la consulta.

El jefe del Ejecutivo marcó las líneas rojas de su diálogo con Mas. Durante su intervención en el acto de clausura de la Escuela de Verano del PP dejó claro que “no se puede exigir al presidente de un Gobierno que autorice un referéndum en contra de la decisión del Parlamento nacional, en contra de las resoluciones del Tribunal Constitucional, en contra de la ley, en contra de sus propias convicciones y en contra de lo que piensan el conjunto de los españoles”. Y añadió: “Sé que hay un problema y que hay que afrontarlo, pero las cosas se piensan bien antes de hacerse. Lo que sea España no lo podemos decidir el señor Mas y yo en una conversación, no podemos, ni siquiera lo puede decidir un Parlamento de una comunidad autónoma, ni siquiera el Parlamento nacional. Lo que sea España solo lo pueden decidir el conjunto de los españoles. Vamos a hablar, pero yo no voy a hacer aquello que ni puedo ni debo hacer”.

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Moncloa cree que Artur Mas busca de manera desesperada una salida honrosa

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Moncloa está convencida de que el presidente de la Generalitat “necesita desesperadamente una salida honrosa con la que salvar los muebles del lío en el que se ha metido” mientras CiU pierde votos a chorros a favor de ERC. La nueva reunión Rajoy-Mas viene precedida de un intento desesperado del presidente de la Generalitat por volver a ser recibido en Moncloa. Ocurrió el pasado 19 de junio, tras el acto de proclamación de don Felipe como Rey de España. Durante la recepción en el Palacio Real y en presencia del diputado convergente Jordi Jané, Mas pidió a Rajoy un nuevo encuentro. El aludido le dio largas, aunque, una vez trascendió en sede parlamentaria que se había producido dicha petición, la bola de nieve creció de tal modo que Presidencia del Gobierno hubo de acceder a la cita.

Rajoy  no dispone de mucho margen de maniobra con el que intentar parar el tren independentista. La financiación autonómica ha quedado aparcada por falta de dinero con que “regar” a las comunidades descontentas, que son todas. Está el capítulo competencial así como dar una nueva vuelta de tuerca a la participación en los ingresos del Estado, aunque bastante lejos del pacto fiscal que reclamó Mas en su momento.

Otra posibilidad, una reforma constitucional que redefina eso que se llama el “encaje” de Cataluña con el resto de España, queda bien como enunciado pero reclama concreciones. La “tercera vía” socialista, sobre una modificación federal de la Carta Magna, no termina de ser asimilada en Moncloa, que tampoco ve grandes diferencias entre lo que es un Estado Federal y un estado autonómico como el nuestro. En todo caso, el presidente del Gobierno ha exhortado a la Generalitat a que presente una propuesta de modificación constitucional si así lo estima conveniente para que se debata en el Congreso de los Diputados.

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Dudas ante lo que pueda hacer el PSC, con nuevos líderes socialistas

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Una de las dudas del presidente reside en la posición del nuevo PSOE con respecto a Cataluña. El relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba ha supuesto un duro revés para Rajoy, dado que ambos, al margen de otras controversias políticas, mantenían acuerdos en lo esencial en esta materia. La necesidad de que el primer partido de la oposición no cambie de postura refuerza las posiciones constitucionalistas. Pero son momentos de mudanza tanto en el PSOE como en el PSC, y en el entorno de Rajoy se duda si Pedro Sánchez y Miquel Iceta, se alinearán sin reservas con el Gobierno en contra del referéndum ilegal del 9 de noviembre y de cualquier otra consulta.

El director de gabinete de Rajoy, el catalán Jorge Moragas, se multiplica por todos los frentes para pulsar la opinión de los distintos sectores políticos, económicos y sociales de Cataluña. Hasta ahora había sido un interlocutor privilegiado con el anterior líder el PSC Pere Navarro, que no pocas veces acudió a Moncloa para reunirse con él. Su sustituto, Miquel Iceta, es un hombre conciliador que mantiene buenas relaciones con la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, y con el que se espera tejer complicidades.

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El precedente del Plan Ibarretxe

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Las dudas respeto a si el presidente de la Generalitat y sus socios de ERC acatarán la legalidad campan por Moncloa . Puestos a hacer comparaciones, Rajoy lamenta en privado que Artur Mas no sea como el ex lendakari Juan José Ibarretxe, que aceptó la decisión del Tribunal Constitucional al declarar nula la convocatoria de una consulta de autodeterminación.

Ibarretxe, que gobernó en Euskadi entre los años 1999 y 2009, presentó un texto articulado para hacer del País Vasco un estado de “libre asociación” con el resto de España. El texto se debatió en el Parlamento el 1 de febrero de 2005 y fue rechazado por la amplísima mayoría PP-PSOE. Posteriormente, el lendakari convocó elecciones autonómicas anticipadas, que volvió a ganar, y elaboró una Ley de consultas que el TC echó abajo dando al traste con el llamado “Plan Ibarretxe”.

En definitiva, la nueva reunión de ambos dirigentes desde que Rajoy reside en la Moncloa viene precedida de malos augurios aunque no necesariamente debería ser un total fracaso, según señalan en el entorno del presidente del Gobierno a pesar de la indisimulable falta de “feeling”. A todos los efectos, el jefe del Ejecutivo dialoga mucho mejor con el actual lendakari, Íñigo Urkullu, que con el catalán. Ya desde su primera reunión, en febrero de 2012 chocaron por la petición del pacto fiscal para Cataluña, desencuentro que se reprodujo en su segunda cita en el mes de abril del mismo año. 

Pero Mas no escenificaría la ruptura hasta el 20 de septiembre, donde, llevado ya en volandas por el éxito de la Diada, inició su camino hacia el independentismo, con una convocatoria electoral de por medio que le hizo bajar nada más ni nada menos que 12 escaños, pérdida de la que se benefició una emergente ERC. A finales de agosto de 2013 mantuvieron un encuentro secreto que no se conoció hasta una semana después. También infructuoso. Mucho debieran cambiar las cosas para que, esta vez, fuera distinto.