The Diplomat in Spain

Ignacio Rupérez Rubio

Diplomático

Para el 20 de Julio se ha fijado en principio la fecha límite a las negociaciones nucleares con Irán de las naciones agrupadas en el llamado P5 + 1: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China, Rusia y Alemania. Esta etapa negociadora, que comenzó el 2 de Julio, concluirá en la fecha citada aunque también se ha previsto que sea prorrogada seis meses mas. Hay cierto optimismo sobre la posibilidad de alcanzar otro acuerdo parcial, todavía avalado por los buenos resultados del logrado el 24 de Noviembre en Ginebra, aunque persistan sustanciales diferencias entre las partes sobre los derechos de Irán a enriquecer uranio, la información que debería  suministrar  sobre sus actuaciones nucleares, y las salvaguardias que se le piden ante posibles tentaciones de proporcionarse la bomba.

Ambas partes no han avanzado en sus posiciones respectivas sobre el tema de las centrifugadoras que mantienen los iraníes, unas 19.000, aunque solo la mitad son operativas. Tampoco se ha encontrado aún una fórmula mutuamente aceptable respecto al reactor de agua pesada en Arak, y las instalaciones subterráneas de Fordow. Sin embargo, todo ello se encuentra sometido ya al control de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), según lo convenido, y cumplido por Irán, el 24 de Noviembre. Este acuerdo tuvo resultados modestos pero prometedores, calificado como interino o provisional y con una vigencia de seis meses, para la revisión de la política nuclear iraní según los parámetros de la no proliferación y el uso pacífico de la energía nuclear. Era la vez primera en que Irán se sentaba a la mesa de negociaciones nucleares.

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Se aligeran las sanciones

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A cambio de la suavización temporal, limitada y reversible, en las durísimas sanciones internacionales que el país padece, Irán se comprometió en Ginebra a reducir durante seis meses  el enriquecimiento de uranio y el funcionamiento del reactor de Arak. En el Acuerdo Final, de conclusión para fecha aún indeterminada, se contempla el cierre de tal reactor, así como de las instalaciones para enriquecimiento de uranio en Fordow, adhiriéndose Irán al Protocolo Adicional al Tratado de No  Proliferación (TNP), por el que se concede a los inspectores de la OIEA mayores posibilidades de acceso y verificación en las instalaciones nucleares. En realidad, a Irán no se le ha quitado la opción de la bomba, ni su derecho a enriquecer uranio, solo se le ha hecho retroceder en el camino de ambas cosas.

Y para conseguirlo se ha aplicado por parte del P5+1 una estrategia gradualista, con la adopción de medidas de confianza, intentándose por supuesto que Irán renuncie a fabricar a la bomba, pero asimismo que actúe con transparencia y buena fe, proporcionando información sobre sus actuaciones nucleares y en definitiva comportándose como un leal signatario del TNP. Por ello desde el 24 de Noviembre al 2 de Julio Irán se comprometió, y cumplió, a consentir un régimen de inspecciones más intenso e intrusivo, sin avisos previos, así como a suministrar información sobre la dimensión militar de su programa nuclear. En contrapartida, se calculó que Irán obtendría un total de 7 mil millones de dólares por su libertad de acceso a fondos exteriores de propiedad iraní hasta entonces congelados, y por la supresión de diversas restricciones comerciales.

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Las urgencias de Irán

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No obstante, permanecen aún vigentes sanciones internacionales relacionadas con la exportación de petróleo, por importe de unos 30.000 millones de dólares. Irán necesita urgentemente llegar con el P5+1 a un acuerdo definitivo que le descargue de  esas sanciones que lleva arrastrando, tanto para resistir presiones domésticas procedentes de una población desencantada, como para abordar las tensiones regionales que han desatado la guerra de Siria y la ofensiva yihadista en Mesopotamia. Tras el acuerdo del 24 de Noviembre, los negociadores iraníes fueron recibidos jubilosamente a su retorno a Teherán y se barruntó la posibilidad de una normalización de relaciones con Washington mas o menos próxima. No se ve tan próxima hoy, aunque tampoco se excluye que el entendimiento nuclear entre Washington y Teherán pueda generar una dinámica que algún día tenga tal consecuencia.

Además, la ofensiva yihadista en Mesopotamia, en Siria e Irak, de enormes costes para la ayuda que un Irán debilitado por las sanciones, no obstante, presta a Nuri Al Maliki y Bashar Al Assad, ha generado la coincidencia o la  superposición de intereses entre iraníes y estadounidenses, enfrentados al mismo enemigo yihadista y al terrorismo sunita, ambos países sosteniendo la integridad territorial de Irak y al Gobierno de Nuri Al Maliki. A los Estados Unidos y al P5+1, en general, por su parte les aliviará encontrar un acuerdo nuclear con Irán por el que se desactive la eventualidad de un conflicto militar más en Oriente Medio; lo cual también puede contribuir a la apertura de otros canales de comunicación entre dos países que llevan más o menos enfrentados unos treinta años.

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La paz interesa a todos

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Es decir, que por motivos diversos, pero no incompatibles, al P5+1 e Irán les interesa la paz nuclear, incluyendo tal vez en la conclusión de un acuerdo definitivo tanto la política nuclear iraní como los temores de las grandes potencias al respecto, además de otros motivos sobrevenidos por la situación tan explosiva que atraviesa Oriente Medio, con una guerra sectaria crispadísima y graves amenazas a la integridad territorial de varios países. En tal perspectiva, resulta que para mantener a Bashar Al Assad Irán se ve obligado a grandes inversiones en vidas y hacienda, lo que difícilmente podrá seguir haciendo si, al mismo tiempo, debe hacer importantes inversiones en defensa de Nuri Al Maliki y de los chiitas en Irak y en Siria, todo ello sin  acuerdo nuclear definitivo y el correspondiente levantamiento de sanciones que devuelva a Irán el oxígeno económico que tanto necesita para respirar.

Además, el Presidente Hassan Rohani estaría interesado en controlar las ya  insoportables tensiones alcanzadas con los sunitas en todo el Gran Oriente Medio – en particular por los conflictos de Siria, Líbano e Irak-, normalizando relaciones con los principales vecinos, con Arabia Saudí  en concreto, cuya actuación tendría incidencia   fundamental para resolverlos. O sea, que ese mal ambiente entre árabes y musulmanes, cuya saturación actual hace difícil pensar en la entrada de más elementos conflictivos, exceptuando quizás las penúltimas turbulencias en Palestina e Israel, también contribuiría de manera notoria a que los países del P5+1 e Irán se estrechen las manos satisfechos; porque, por una vez, el éxito de uno no se conseguiría a costa del otro, estando todos de alguna manera aliviados por la apertura de una ventana de esperanza en una región empeñada en la guerra y la destrucción de países y sociedades.