José Manuel García-Margallo, en el Congreso./ Foto: J. Fdez.-Largo/La Razón.
Eva Cantón. Madrid
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, cree que la raíz del problema que supone el avance yihadista en Irak es militar y, por lo tanto, que la solución deberá ser igualmente militar. Durante su intervención ayer en el Congreso alertó de que el mundo se enfrenta a su crisis más seria en mucho tiempo.
El jefe de la Diplomacia española argumentó que si 5.000 militantes del grupo terrorista del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) han sido capaces de poner en jaque al país es porque han contado con la colaboración de antiguos miembros del Ejército de Sadam Hussein, de militantes del partido Baaz y de las comunidades suníes que se han sentido “atropelladas” por la política del gobierno chiíta encabezado por Nuri al Maliki.
Este hecho ha determinado que las fuerzas de ISIS hayan ocupado prácticamente toda la frontera con Siria y empiecen a ocupar la de Jordania, algo que, según el ministro, hace temer “el riesgo de la existencia de un Estado terrorista montado sobre una bolsa de petróleo que lo haría infinitamente más peligroso que Afganistán”.
El avance yihadista no sólo ha provocado un conflicto político y de seguridad de gran magnitud sino una catástrofe humanitaria. Según Naciones Unidas hay ya más de un millón de refugiados tras su entrada en Mosul y se teme que el número siga aumentando a medida que los radicales se acercan a Bagdad.
El ministro de Exteriores considera que la solución al avance yihadista debe ser militar
La Unión Europea amplió el pasado lunes su ayuda en 5 millones de euros lo que eleva la cantidad total a 12 millones en 2014, una cifra que será insuficiente a la luz de los 200 millones de euros que la ONU considera imprescindibles para hacer frente a las necesidades de la población civil.
“El problema es militar y la solución, por tanto, tendrá que ser militar. Pero para que sea efectiva tendrá que haber una solución política”, insistió el titular de Exteriores.
Esa solución política tendría que pasa por obedecer la Constitución, lograr una reconciliación nacional de las tres comunidades –la kurda, la suní y la chií– y por evitar la desintegración de Irak. “Ese es uno de los riesgos evidentes que haría del país un Estado fallido y sede de una organización terrorista”, alertó García-Margallo.