The Diplomat in Spain

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Eduardo Madina (PSOE), Alberto Garzón (IU), Soraya Sáenz de Santamaría (PP), Santiago Vila (CiU), Juan Moscoso (PSOE) y Juan Carlos Monedero (PODEMOS). 

Cristina de la Hoz. Madrid

España asiste al arranque de un nuevo ciclo histórico personalizado en la figura del que será el nuevo Rey del país, Felipe VI. No es el único cambio de unos tiempos convulsos que amenazan la hegemonía del bipartidismo y obliga a las fuerzas políticas tradicionales a un esfuerzo de renovación del que todavía se salva el PP al ser el partido en el Gobierno. El heredero deberá “cohabitar” con una nueva generación de políticos así como con unos debates incómodos que aluden tanto al modelo de Estado, esto es, el dilema monarquía-república, como a la posibilidad de que se abra una reforma constitucional que intente dar satisfacción al secesionismo catalán y vasco. No, su padre no lo tuvo fácil, pero las cosas no se presentan sencillas para el nuevo monarca.

Sin querer dar ni mucho menos la misma dimensión a todos los acontecimientos que a continuación se citan por su orden cronológico, lo cierto es que las señales de cambio son inequívocas: la muerte de Adolfo Suárez, el paso atrás de  Alfredo Pérez Rubalcaba, el anuncio de abdicación del Rey y las amenazas de Josep Antoni Duran Lleida de iniciar un camino en solitario, afianzan la certeza del cambio de ciclo que vive España.

El partido que ya ha mostrado sus cartas es el PSOE. Abierto en canal tras los desastrosos resultados de las elecciones europeas del 25 de mayo,  afronta un profundo proceso de renovación que pretende dar por periclitada a la “vieja guardia” –que no deja de maniobrar– al tiempo que intenta huir de experiencias fallidas como la que representó en su momento José Luis Rodríguez Zapatero a pesar de sus dos triunfos electorales. Salvo la aparición de un “tapado”, Don Felipe conoce bastante bien a algunos de los más que posibles aspirantes al liderazgo del PSOE y a la candidatura a las próximas elecciones generales, respectivamente. Es el caso de Eduardo Madina, de 38 años, y de Carme Chacón, de 43. Y es que el Heredero lleva años manteniendo contactos con distintos representantes políticos, sociales, periodísticos y económicos de su generación, que ha incluido a los antes citados.

Otro aspirante es Pedro Sánchez, de 42 años, diputado del PSOE por Madrid que como Madina lleva más de un año recorriéndose la geografía española para reunirse hasta con la más pequeña de las organizaciones locales del partido. Sánchez ha marcado perfil propio al defender libertad de voto para afrontar la sucesión dinástica así como la eliminación de privilegios reales, en concreto, la inviolabilidad.

Completa el cuadro la todopoderosa presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que hará el próximo octubre 40 años, autodescartada para hacerse con el liderazgo del partido. Todos ellos, algo más jóvenes que el futuro Monarca, que cumplió en enero 46 años, son representantes del actual  salto generacional y componen la nueva hornada socialista que “cohabitará” con Felipe VI. Sin olvidar, la sorpresa de las últimas horas, protagonizada por Alberto Sotillos, hijo del periodista Eduardo Sotillos, que fuera portavoz de Felipe González en Moncloa, y que ha anunciado que buscará los avales para su candidatura a la Secretaría General.

En una segunda fila cabe destacar otros dirigentes a los que todavía no se ha dado la opción de ofrecer un perfil propio aunque dependen en buena medida de quién  se haga con las riendas del partido y con la candidatura a las generales. Es el caso de los diputados Meritxel Batet, Juan Moscoso, Germán Rodríguez y Carmen Montón, además de la actual secretaria federal de Redes e Innovación, María González Veracruz, entre otros. Cabe resaltar asimismo el papel interno que pueden jugar barones territoriales como el castellano-manchego Emiliano García Page, que suma ya algunos lustros en política a pesar de tener solo 46 años, o el presidente de la Junta de Asturias, Javier Fernández, más mayor que los antes citados pero con mucho predicamento en las filas socialistas.

En el PP resulta más complicado dibujar el mapa de la renovación dado que todo apunta a que Mariano Rajoy aspirará a revalidar la presidencia del Gobierno en las elecciones generales del año que viene. Será, sin duda, el candidato de más edad de cuantos se presenten, aunque el PP deberá ir sentando las bases de su rejuvenecimiento para los siguientes años. En su caso, este proceso parece tener nombre de mujer. 43 años recién cumplidos tiene la todopoderosa vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, una de las personas que estaba en el secreto de la abdicación real a la que Rajoy encargó el diseño del proceso jurídico y parlamentario de la sucesión. No lo hizo sola. Trabajó mano a mano con Jaime Pérez Renovales, subsecretario de Estado de Presidencia, “ministrable”, de la misma edad de Don Felipe, y otro nombre de futuro a tener en cuenta dentro del diseño político del futuro PP.

Pero hay otro nombre femenino en liza con potencial para hacerse con el liderazgo de los populares españoles. Ya es presidenta de Castilla-La Mancha y “número dos” del PP. María Dolores de Cospedal también tiene un futuro político que trasciende al de Rajoy. De Cospedal, que en diciembre cumplirá 49 años, depende el plan de dinamización del partido tras los frustrantes resultados de las elecciones europeas. Es cierto que ganaron, pero no lo es menos que acusaron el golpe y Rajoy ha depositado en sus manos la responsabilidad de poner a punto la maquinaria electoral con el objeto de movilizar a la formación, a sus militantes y a los votantes que el 25-M se quedaron en casa.

Y como no hay dos sin tres, conviene no perder de vista a otra fémina, la actual delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, a punto de “cosechar” los 50 años. Ella, que se ha declarado republicana “por principios” pero a la que le gusta Don Felipe, no aspiraría al liderazgo popular, pero es un elemento emergente a tener en cuenta que coge cada vez más protagonismo en Madrid. El proceso de renovación hacia el nuevo PP pasaría por otros nombres propios como el de José Luis Ayllón, Álvaro y Alberto Nadal, Fátima Báñez, Alfonso Alonso, Iñaki Oyarzábal o Alfonso Fernández Mañueco, todos ellos generacionalmente muy próximos a Felipe VI.

Con permiso de Podemos, Izquierda Unida también camina de cabeza hacia un proceso de rejuvenecimiento acelerado por la irrupción de una izquierda a su izquierda que amenaza con hacerle el sorpasso. En la coalición se abre camino la idea de organizar primarias para elegir a sus candidatos electorales y su actual líder, Cayo Lara, corre el peligro de sucumbir ante otros con mejor enganche con las bases electorales. Es el caso de Alberto Garzón, de tan solo 28 años, salido del mismo tronco que Pablo Iglesias, líder de Podemos. Quizá su principal problema sea la ausencia de una base territorial propia, lo que hace que muchos ojos de la coalición se vuelvan hacia el coordinador general de IU de Andalucía, Antonio Maíllo. A él se le atribuye el mantenimiento del pacto con el PSOE de Susana Díaz tras la crisis por la Corrala Utopía.

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El debate república-monarquía, el secesionismo y la reforma constitucional esperan a Don Felipe en su despacho de la Zarzuela

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También llamado a dar un nuevo aire a la coalición de izquierdas es Eddy Sánchez,  coordinador de IU en Madrid  pero a quien le ha salido una dura rival interna en la federación que no es otra que la diputada autonómica Tania Sánchez Melero, curtida en tertulias televisivas y pareja de Iglesias. Felipe VI sabe que tendrá en IU una fuerza política partidaria de la República y de hacer un referéndum para consultar sobre la monarquía tras considerar que el pacto constitucional ha sido una experiencia fallida.

Tampoco puede esperar Don Felipe una adhesión inquebrantable a la Corona del ya mencionado líder de Podemos, Pablo Iglesias. Del mismo nombre y apellido que el fundador del PSOE, un sondeo de “El Periódico” del pasado lunes les colocaba como tercera fuerza política con más de 50 parlamentarios sentados en los escaños. Es difícil destacar otros nombres de esta formación tan personalista que hizo de la imagen de Iglesias su logotipo. Vinculados al mundo de la Universidad son su portavoz, Íñigo Errejón, y uno de sus principales ideólogos, Juan Carlos Monedero. Pero Podemos está en un proceso constituyente y resultaría arriesgado adelantar más nombres de una experiencia que tiene hoy por hoy más naturaleza de movimiento que de organización.

En las filas del nacionalismo catalán también se prevén cambios y mucho más después de ese anuncio con marcha atrás que ha hecho su portavoz parlamentario, Josep Antoni Duran Lleida, a través de las páginas de “El Periódico”. Pocas posibilidades tiene Duran de volver a ser el cabeza de lista de CiU en unas generales, pero menos tiene Artur Mas si, como todo apunta, lleva a su partido al desastre electoral tras echarse en los brazos de ERC. Hay en Unió dos actuales consejeros del gobierno catalán que podrían ser el recambio en la era post Duran, se trata del responsable de Interior, Ramón Espadaler, y de Agricultura, Josep María Pelegrí, además del secretario de Universidades Toni Castellá, que van de los 51 años de Espadaler a los 44 de Castellá.

Existe en CiU una nueva remesa de dirigentes independentistas que ha enterrado el pactismo de sus “padres” y, por tanto, su compromiso con la Corona, de ahí la increíble abstención en la votación sobre la sucesión de Don Juan Carlos. Oriol Pujol, el “hereu”, tiene un complejo horizonte judicial, pero hay otros también generacionalmente más jóvenes dispuestos a llevar a Cataluña hacia la secesión, especialmente el secretario de organización de CDC, Josep Rull, de 45 años. Pero si, por el contrario, Convergencia decidiera enterrar las veleidades independentistas, el nombre sería Santiago Vila, consejero de Política Territorial, considerado hombre moderado, conciliador y taurino, de tan solo 41 años.

ERC se encuentra, por su parte, en un momento dulce después de años quemando líderes a la velocidad de la luz. Oriol Junqueras, de 45 años, renovó totalmente el partido en 2011 con la única excepción de la organización barcelonesa, donde quiere colocar de candidato al diputado Alfred Bosch. Los resultados electorales avalan a esta formación, que ha superado a CiU  en las elecciones europeas.

La segunda amenaza secesionista para el reinado de Felipe VI viene del nacionalismo vasco, aunque el lendakari, Íñigo Urkullu, ha optado por un nivel de confrontación mucho más bajo que el de Artur Mas, del que ha aprendido el error de dejarse sobrepasar por los independentistas de ERC. No quiere que a él le pase lo mismo con Bildu, que ganó las europeas en Álava y Guipúzcoa aunque el PNV lo hizo en el conjunto de la comunidad vasca.

En definitiva, debate república-monarquía, secesionismo y reforma constitucional son las tres cuestiones que esperan a Don Felipe en su despacho de la Zarzuela, y aunque el Rey no hace política, posiblemente no pueda dejar de hacerla, al igual que su padre.