Margallo, durante su intervención en Casa Arabe.
Eva Cantón. Madrid
En plena resaca electoral tras unos comicios europeos que han certificado el declive del bipartidismo, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ha esbozado una propuesta para revisar el funcionamiento de las instituciones que han regido la vida de los españoles desde la Transición.
Durante un debate organizado en Casa Árabe por la Fundación Transición Española y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el jefe de la diplomacia española ha planteado “actualizar” la Constitución española de 1978 si hay acuerdo para ello y se logra el “mismo espíritu de concordia” que presidió entonces la redacción de la Carta Magna.
Un mundo globalizado, una Europa que avanza “a pasos agigantados” y unas instituciones que se han quedado “viejas” o muestran problemas de funcionamiento, como el Tribunal Constitucional, son los argumentos que el ministro ofreció para justificar su iniciativa.
Se trataría, básicamente, de buscar el consenso necesario para establecer un catálogo de temas sobre los que habría que discutir. Entre ellos, los relativos a las libertades, la reforma de la ley electoral -incluyendo el debate sobre el sistema de listas abiertas o cerradas-, la reforma del Senado o el sistema de financiación autonómica.
Sobre este último aspecto, Margallo defendió la “corresponsabilidad” como principio clave en un modelo territorial “complejo y plural” como el español, de manera que todos los niveles de gobierno se hagan responsables de encontrar los fondos necesarios para garantizar el mismo nivel de servicios en todo el territorio.
También habló de una distribución de competencias entre la Administración central, la autonómica y la local que evite la conflictividad. En este sentido, sugirió que podría encomendarse al Senado velar por el principio de subsidiaridad que, a su juicio, debería regir el reparto competencial.
Por lo que se refiere a la revisión de la legislación electoral, el ministro admitió su preferencia por el sistema de doble lista que “robustece a quienes garantizan la gobernabilidad de la nación”.
Plantea abrir una reflexión para «actualizar» el pacto de convivencia de 1977
El ministro aludió en su discurso al “principio del fin del bipartidismo” que algunos auguran a la luz de la fuga de votantes en las dos principales formaciones políticas, así como al debate sobre el supuesto “agotamiento” de la Constitución que, en su opinión, no tiene fundamento.
En todo caso, sí defendió abrir una reflexión sobre lo que está pasando en el mundo, en la Unión Europea y en España “para saber qué tenemos que hacer para actualizar los pactos de convivencia y el contrato social que nos dimos en 1977″.
“Sé que todos contemplamos la Constitución con simpatía, como algo que merece ser preservado y respetado. Eso nos obliga también a ver qué tenemos que modificar para preservar los valores esenciales de la Constitución”, alegó.
Y, como en ocasiones anteriores, frente a las derivas soberanistas quiso dejar claro que “ninguna parte del territorio está legitimada para imponer soluciones propias”. ”Lo que en democracia plena aprobamos, en democracia plena debemos resolver”, resumió.