The Diplomat. 03/03/2017
El Ministerio de Asuntos Exteriores vivió ayer una ceremonia de despedida poco habitual. Se jubilaba un funcionario, pero no se trataba de ningún diplomático, sino del hombre que ha visto pasar nada menos que a 13 ministros por el despacho del Palacio de Santa Cruz -todos los de la reciente democracia española- y que ha estado muy cerca de ellos.
Tristán Celador Caballero acaba de cumplir 65 años, tras haber pasado 42 en la Administración, casi 40 de ellos en el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde ingresó cuando al frente del mismo estaba Marcelino Oreja. Después vio llegar al departamento a José Pedro Pérez Llorca, a Fernando Morán, a Francisco Fernández Ordóñez y a Javier Solana, con quien comenzó a ser Portero Mayor, es decir la persona que actúa en la práctica como un asistente personal del ministro.
Ese año de 1995, Tristán Celador se convirtió un hombre al que siempre podía verse con su uniforme engalanado, discreto y atento a lo que pidiera el ministro de turno, testigo mudo de entrevistas y reuniones con jefes de la Diplomacia de todo el mundo, ya fuera en el Palacio de Santa Cruz, en el de Viana o en el del Marqués de Salamanca, los años en que el ministro tuvo allí un despacho.
Después de Solana, vinieron Carlos Westendorp, Abel Matutes, Josep Piqué, Ama Palacio, Miguel Ángel Moratinos,Trinidad Jiménez, José Manuel García-Margallo y, finalmente, Alfonso Dastis, quien ayer pronunció unas cariñosas palabras dirigidas al funcionario.
Tras imponerle la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica, y en presencia de seis ex ministros (Oreja, Westendorp, Matute, Piqué, Palacio y Moratinos) y un gran número de diplomáticos que llenaban el patio de Elcano, Dastis bromeó a un agradecido Tristán Celador, pidiéndole que si un día se decidía a escribir sus memorias no fuera demasiado duro con quienes pasaron por su despacho.