Bodegas Barón, la más antiguas de Sanlúcar (1631)./ Foto: Julio García.
Julio García. Madrid
Sanlúcar de Barrameda huele a manzanilla, un jerez muy pálido, muy aromático, más ligero, más delicado. Esta ciudad andaluza de la provincia de Cádiz también huele a mar, porque el río Guadalquivir abandona sus aguas dulces a las saladas de Océano Altlántico. Cada verano la visitan los presidentes del Gobierno de España.
Su zona alta alberga un castillo, un palacio mozárabe -sede del ayuntamiento- y un gran número de bodegas donde las botas (barricas) mantienen fresca la manzanilla, como mínimo tres años, antes de beberla.
El color blanco predomina en las casas de sus estrechas calles del centro y amplía es la sonrisa de sus vecinos, alegres, hospitalarios, que luchan día a día por ofrecer a los visitantes lo mejor de su tierra: manzanilla, pescados y mariscos -que desembarcan en el puerto de Bonanza- y verdura y fruta de la colonia agrícola Monte Algaida, puesta en marcha hace más de 100 años.
Sanlúcar es visitada cada año por los presidentes españoles
Visitantes ilustres visitan cada año Sanlúcar por ser puerta de entrada al Parque Nacional de Doñana, donde cada verano los presidentes de gobierno de España pasan parte de sus vacaciones de verano en el Palacio de las Marismillas, un remanso privilegiado de paz y tranquilidad.
Los restaurantes sanluqueños de Bajo de Guía, con sus puestas de sol espectaculares, tienen entre sus clientela del estío a los mandatarios españoles, que alejados de la capital de España, disfrutan de su variada gastronomía y donde las tortillas de camarón forman parte de su menú de tapas tradicional.
Las playas de esta ciudad son cada agosto un hipódromo natural a orillas del mar para las carreras de caballos más antiguas de España.