Renzi explicó su programa de gobierno en el Parlamento el 16 de septiembre./ Foto: Palazzo Chigi (Licencia CC).
Darío Menor. Roma.
“Se me escapa la risa cuando escucho que nuestro modelo debería ser España”. El pasado 16 de septiembre, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, comparecía en la Cámara de los Diputados para dar cuentas de su programa de gobierno y aprovechaba para soltarle un rejonazo a su socio europeo.
Esas palabras dejaban traslucir dos aspectos de la forma de hacer política del joven líder izquierdista: es vulnerable a la envidia y no tiene reparos en tergiversar los datos.
“Tengo una gran amistad con el presidente español. Pero cuando escucho que nuestro modelo debe ser el de un país que tiene el doble de desempleo que Italia”, decía Renzi entre los aplausos de los parlamentarios de su partido, “me preocupo por cuál es el modelo cultural y económico que hoy queremos afrontar y realizar”.
Su declaración era una respuesta a los continuos llamamientos de Bruselas para que siga el ejemplo de España y saque adelante las reformas necesarias que propicien la reactivación económica. De ésta aún no hay señales: se espera que en 2014 el PIB italiano caiga un 0’4%. En España, en cambio, se prevé un alza del 1,5%.
Nos encontramos ante un nuevo caso de sorpasso entre dos naciones que llevan años mirándose de reojo para ver quién logra las mejores notas. José Luis Rodríguez Zapatero y Romano Prodi ya sacaban pecho en 2007 para ver en qué país era más alto el PIB per cápita. Años después, con ambas primas de riesgo desbocadas, la pugna se transformó para ver quién tenía unas calificaciones menos malas. Un puñado de puntos básicos por debajo del otro se vendía como una victoria tanto en Madrid como en Roma.
Según La Repubblica, la población activa italiana es menor que la de otros países con el doble de paro
Pese a su adanismo, Renzi no ha sido capaz de dejar la envidia a un lado y abandonar esta carrera de adelantamientos mutuos. En esta ocasión, el primer ministro ha maniobrado para evitar el sorpasso utilizando datos envenenados, pues no es cierto que Italia tenga la mitad del desempleo que España. Aún siendo los sucesivos gobiernos españoles campeones en el maltrato al mercado laboral, los italianos no les andan muy a la zaga.
Según las cifras oficiales, el paro en España está en el 24,5% y en Italia, en el 12,6%. A primera vista es la mitad, como decía el líder del izquierdista Partido Democrático. Pero lo que no contó en su comparecencia en el Parlamento es que no son datos equiparables, pues entre los italianos existe la llamada cassa integrazione: se trata de desempleados que perciben un subsidio de su antigua empresa y que en las estadísticas no aparecen como parados, aunque en realidad sí que lo estén.
Como recordaba el diario La Repubblica, un cuadro más real de la situación laboral lo ofrecen las cifras de la OCDE sobre la población activa en proporción al número total de residentes. Italia y España coinciden en el 36%. Otra referencia muy ilustrativa es la del porcentaje de población activa entre aquellos en edad de trabajar. En España se sitúa en el 74%; en Italia, en el 63,5%.
“La población activa italiana es igual o incluso menor respecto a naciones con tasas de paro del doble o más. El sistema excluye a más personas de las que dicen los números oficiales”, advertía La Repubblica.