El presidente del Gobierno, en una imagen de archivo./ Foto: LDG/La Razón
Miguel Cifuentes. Madrid
El Gobierno confía en ganar las próximas elecciones generales con las rebajas fiscales como primer argumento, pero hay economistas y fiscalistas que le advierten de que “la rebaja es corta y tardía y activa el peligro de no cumplir el objetivo de déficit y deuda públicas”.
La rebaja supone 12 euros de media al mes para 20 millones de contribuyentes, algo que algunos expertos califican de “propina mensual” o “calderilla”. A los profesionales y autónomos se les rebajará la retención fiscal de sus facturas y cobros mensuales del 19 % actual al 15%, que era el tipo fiscal que tenían en 2012 y que nunca debió subir. Sin embargo la rebaja del IRPF tiene un impacto psicológico, ya que inyectará 1.500 millones de euros en este mes a la economía española, todo un estímulo al consumo.
Pero las rebajas traen riesgos. No está claro que se vayan a cumplir los objetivos presupuestarios. Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas, cree que “con los datos provisionales que conocemos, no vamos muy holgados para bajar el déficit público del 5,7% del año 2014 al 4,2% del PIB en este año 2015”. Y de bajar la deuda pública (hoy en torno al 100% del PIB) ya ni hablamos. El consenso de los analistas es que no bajará del 100% hasta el año 2018.
Hay expertos que opinan que la rebaja fiscal está coja: habría que bajar el IVA y también las rentas de capital y ahorro, que han sufrido un golpe duro desde 2012. Al parecer, el Gobierno aprobará la rebaja fiscal por decreto-ley este próximo viernes día 10, y en esa reforma del IRPF, además de la rebaja impositiva a las rentas del trabajo, se incluirá un leve alivio a la tributación del ahorro. Se adelantan así en seis meses las prometidas rebajas, que iban a entrar en vigor el 1 de enero de 2016.
Economistas y fiscalistas dudan de que una apresurada rebaja fiscal facilite que el PP gane las generales.
En la fiscalidad del ahorro parece que se vuelve al nivel que había antes de la subida de impuestos de 2012. Esto afectaría a los tipos fiscales de intereses de cuentas bancarias, letras, seguros de vida, dividendos, venta de inmuebles, acciones o fondos de inversión. Las ganancias de hasta 6.000 euros pasarían a tributar al 19% en lugar del 20% actual; las ganancias de 6.000 a 50.000 euros bajarían al 21% en lugar del 22% actual; y las de más de 50.000 euros pagarían al tipo del 23% en lugar del 24% de hoy en día. Esto beneficiaría a los ahorradores muy modestos, aunque solo mejorarían en un mísero 1%, y prácticamente no beneficiaría nada a las rentas altas.
Analistas del Instituto de Estudios Económicos y de FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorros) señalan que “el Gobierno está urgido por las malas perspectivas electorales y el fracaso electoral del 24 de mayo. Ha decidido hacer un gesto fiscal para ganar a las clases medias, que son su principal bolsa de votos, y son los más castigados por la crisis”. Pero no sabemos –añaden “si ha hecho bien los números, y todas las implicaciones que trae la reforma”. “Una parte de la aplicación de la rebaja del IRPF depende de las comunidades autónomas, que tienen cedido el 50% del impuesto y tienen un tramo de gravamen autonómico. Y, para su desgracia, el PP no gobierna en la mayoría de las autonomías”, recuerdan.
El Gobierno planea un “leve alivio”, de uno a dos puntos porcentuales, para la fiscalidad del ahorro y la inversión.
Por otro lado, dicen en FUNCAS, “el Gobierno es muy optimista con la recaudación de IVA e IRPF. Es verdad que en 2014 los dos impuestos volvieron a los niveles anteriores a la crisis. En 2014 el IRPF aumentó el 3,9% la recaudación y el IVA ingresó un 8,2% más que el año anterior. Pero ahora el IVA crece en recaudación muy modestamente (al 1% ) y el IRPF tampoco recauda de modo boyante. No estamos para grandes alegrías. Está fiando todo a que el PIB va a crecer muy por encima del 3%, aunque es muy posible, y eso va a dar mucho ingreso fiscal. Vamos a ver si no está repartiendo antes de tiempo lo que no ha ingresado».
Los expertos consultados advierten que España está sujeta a muchas incertidumbres internacionales. Por citar algunas: el futuro del euro por la crisis griega; un posible enfriamiento del crecimiento en la Unión Europea, cuya economía no crece con vigor; un repunte del precio del petróleo; un rebrote de la crisis de Ucrania o una crisis internacional con el terrorismo islámico de protagonista. Y no se sabe cómo puede afectar el fin de la política monetaria expansiva de Estados Unidos en los próximos meses. No es buena noticia que se frene la economía de China o sigan los problemas en las economías de los países emergentes (Rusia y Brasil, básicamente). Muchas incógnitas y excesivo “voluntarismo y electoralismo” del Gobierno de Rajoy, dicen los analistas consultados por The Diplomat.