Un soldado español con un niño bosnio en 1993. Arriba, portada del libro./ Foto: A. Rubio
Gemma Rodríguez. Madrid
“Postergados Mártires” (editorial Áltera) narra el conflicto de la antigua Yugoslavia desde la experiencia de un soldado español que participó en la misión de UNPROFOR. Más de dos décadas después, Pablo Peña Quirol (seudónimo) recuerda a los compañeros que perdieron la vida en aquella guerra, en una entrevista con The Diplomat.
Raúl Berraquero Forcada murió en acto de servicio en Bosnia, en 1994, con tan sólo 19 años. Como él, otros 22 militares españoles fallecieron en las misiones desplegadas en la zona. Hoy, el que fuera su compañero, le rinde homenaje a través de este libro. “Los Postergados Mártires son los que dejaron allí su vida, y a los que la sociedad y las instituciones parecen haber olvidado”, sentencia el autor.
¿Qué os encontráis al llegar a vuestro primer destino, Drâcevo?
Un país ahogado por un odio enraizado desde la Segunda Guerra Mundial. Nos encontramos con vecinos que se habían degollado entre ellos, niños obligados a matar a sus propios padres, mujeres violadas hasta la extenuación, seres humanos quemados vivos. Imágenes que se quedaron dentro del alma para siempre.
En el libro dedicas un capítulo especial a Almira. ¿Quién fue?
No podré olvidar el caso de esa niña (Bektovic 1980-1992). Fue raptada con tan sólo 12 años, violada hasta la muerte. Las mujeres fueron martirizadas sin piedad, violadas, obligadas a tener hijos de otra etnia para humillarlas y finalmente asesinadas. La violencia contra las mujeres me impactó especialmente.
«Con Postergados Mártires también deseo llamar la atención sobre lo que sucede en España»
¿Cómo se trabaja en una misión de paz en medio de este escenario?
El objetivo, el mantenimiento de la paz, es muy complicado. Vestidos con uniforme de campaña y con un fusil de asalto a la espalda, asustas a la población. Pero nuestro trabajo fue bien recibido. Dimos apoyo y seguridad a los refugiados para que siguieran vivos, escoltamos la ayuda humanitaria para que llegara a su destino. Al menos conseguimos algo de orden en medio del caos.
¿Cómo vuelves a España después de vivir uno de los peores capítulos de la historia reciente de Europa?
Muerto en vida. Allí dejas el alma, la inocencia, sentimientos que ya no recuperas nunca, amigos y compañeros. Pero mereció la pena, porque con nuestras manos ayudamos a la reconstrucción de un país. En mi caso, la experiencia reforzó aún más mi vocación. Después, han venido muchas más misiones y el principio ha sido siempre el mismo: ayudar a los más débiles en las peores situaciones.
¿Qué crees que aporta «Postergados Mártires» a lo que ya se ha contado del conflicto?
Creo que faltaba la perspectiva del soldado, sin desmerecer el trabajo de periodistas e historiadores. Quizás nosotros somos los que más cerca estamos de la población civil. Los reporteros se ven muchas veces limitados por razones de seguridad. Por otro lado, con «Postergados Mártires» deseo llamar la atención sobre lo que sucede en España. Apelo a la responsabilidad de todos para que no se generen odios en nuestra sociedad. Algo que puede salir muy caro.