Texto y foto: Julio García
El otoño en el navarro nacedero del río Urederra agota los tonos ocres y verdes de la paleta de un pintor. El silencio de este paraje del Parque Natural de Urbasa-Andía lo rompe la cristalina y fresca agua al caer de poza en poza en el trascurso serpenteante del río que se pierde por el valle de Améscoa, al norte de Estella-Lizarra.
La ribera del río hasta el nacedero, en un cortado a 700 metros de altitud en el macizo de Urbasa, que origina una caída de agua de más de 100 metros, está cubierta en esta época del año de las hojas que van perdiendo hayas, robles, olmos, arces, tejos y avellanas. En sus ramas nos acechan curiosos alimoches, milanos y cuervos. Un paraje exultante para ver y escuchar, no sólo oir.