José Ignacio Wert.
The Diplomat. Madrid
La Junta de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) hizo pública ayer una nota en la que expresa su “preocupación” por el nombramiento del ex ministro de Educación José Ignacio Wert como embajador jefe de la Delegación Permanente de España ante la OCDE.
La ADE, que agrupa al 65 por ciento de los diplomáticos en activo, subraya que el caso de Wert es un ejemplo más dentro de la serie de personalidades de PP y PSOE que, a lo largo de los últimos años “y sin cualidades resaltables para el puesto –dice- son premiados con Embajadas como si se tratara de un grupo empresarial que recoloca a sus directivos en consejos de Administración”.
Los diplomáticos rechazan que la Administración se convierta en “un sistema de puertas giratorias” y ven tan inaceptable que los responsables políticos aprovechen su posición para asegurarse un puesto en instituciones privadas como que utilicen la Administración Pública en el mismo sentido.
Además, indican que el nombramiento de un embajador con un marcado carácter político a sólo cuatro meses de las elecciones generales es una imprudencia, ya que cualquier otro partido o coalición puede revocar su nombramiento, con el consiguiente perjuicio para el Tesoro Público y las relaciones con la OCDE.
La nota ironiza diciendo que “embajador por amor” debería ser una película de Hollywood y no una realidad en la Administración española, en referencia que la esposa de Wert y su ex “número dos” en el Ministerio, Monserrat Gomendio, ocupa un alto cargo en la OCDE.
Reclaman que las Embajadas sea asignadas a miembros de la Carrera Diplomática
Asimismo, insiste en que los nombramientos de embajadores deberían realizarse de acuerdo con los principios de responsabilidad, transparencia y ejemplaridad y se pregunta por qué se hizo el 31 de julio cuando pudo haberse hecho desde el 29 de mayo en que el cargo había quedado vacante.
La ADE asegura que no discute la discrecionalidad que la ley otorga al Consejo de Ministros para el nombramiento de embajadores, “especialmente si las cualidades que adornan al candidato suponen una clara ventaja para los intereses de España y no una simple sinecura o canonjía”. No obstante, recuerda que la Audiencia nacional ha resaltado que la discrecionalidad no puede convertirse en arbitrariedad.
Los diplomáticos subrayan que la Administración cuenta con un cuerpo superior que forman los integrantes de la Carrera Diplomática, que están –asegura- perfectamente capacitados para ocupar cualquiera de los puestos existentes en las distintas Misiones de España en el exterior, incluidas las Jefaturas de Misión, tras superar unas oposiciones y con una considerable experiencia profesional, adquirida a lo largo de muchos años.
Por ello, concluye pidiendo que los nombramientos de embajadores se hagan entre funcionarios de la Carrera y sólo de forma excepcional entre personas que no perteneciendo a ella posean cualidades y conocimientos que hagan claramente ventajoso su nombramiento por el interés de España.
Termina la nota indicando que el nombramiento para puestos en el exterior de personas de confianza o incluso la asunción por ellas de funciones de política exterior, perjudica los intereses del Estado, “en cuanto no cuentan –afirma- con la preparación y experiencia para moverse por la escena internacional”.