Foto: A.R.
Alon Bar / Embajador de Israel
Alberto Rubio. Madrid
Llegó a Madrid en agosto de 2011 y vuelve ya a Jerusalén, de momento a la dirección de Europa Occidental del Ministerio de Asuntos Exteriores. Tras cuatro años en España, Alon Bar asegura que está “muy enamorado del idioma, de la cultura y de la gente” y que será muy difícil “superar la maravillosa experiencia que he tenido aquí”.
Su antecesor dijo que España es un país antisemita. ¿Está de acuerdo?
Para mi ésta es la segunda estancia en España y no me han sorprendido la opinión pública o los medios. Hay núcleos duros muy críticos con una retórica antisemita. Pero eso no significa que la opinión publica española sea antiisraelí o antisemita. No es mi experiencia. Si me ha sorprendido que ha bajado la atención respecto al conflicto israelo-palestino y hay más atención a otros temas: inversiones, comercio, cultura, cine… Es un cambio positivo que era también mi deseo.
¿Ha apreciado diferencias entre los gobiernos del PP y el PSOE?
Hay diferencias en estilo pero no en las posiciones básicas.
¿Cuál fue su momento más difícil en estos cuatro años?
Han sido dos. La operación Margen Protector, el pasado verano, elevó el tono de las críticas a Israel, que fueron muy duras, fundamentalmente en los medios nacionales. El otro, la muerte del cabo Soria. No había precedente de que el Ejército israelí mataran a un soldado español. Fue una situación complicada.
La madre del cabo fallecido se queja de que Israel no se ha disculpado.
Entiendo los sentimientos de una madre que ha perdido a su hijo. Pero lo cierto es que desde el primer ministro al jefe del Estado Mayor, incluso antes de empezar las investigaciones, expresamos nuestras condolencias. Yo me puse en contacto directamente con la familia aunque no fui a visitarles, es cierto.
Ella habla de disculpas.
Las disculpas reflejan algún tipo de responsabilidad. En los contactos con España sobre la indemnización hemos dejado muy claro el sentido de responsabilidad que tenemos. No es verdad que quisiéramos desentendernos de ello. Pero tras la investigación, que encontró que hubo una importante cadena de errores, no creemos que haya motivo para abrir un proceso judicial.
En todo caso, ¿no fue exagerada la reacción del Ejército israelí?
Israel reacciono en un contexto de guerra. Y hubo un error. Es muy triste que en este conflicto haya fallecido un soldado español por fuego israelí. Pero hay que verlo en su contexto: también murieron dos israelíes y el fuego llegó de zonas protegidas por la Finul, a la que no culpamos porque el responsable fue Hizbolá.
¿Qué es lo mejor que se lleva de España?
Muchas cosas. He disfrutado muchísimo de lo que Madrid y España ofrecen. De la cultura, la gastronomía. Y también de la apertura hacia la economía israelí. Me sorprendió el creciente interés por conocer y aprender del ecosistema innovador Israel. Y esta embajada ha ayudado a crear esta asociación.
¿Qué le parece el trabajo de Casa Sefarad?
Casa Sefarad es perfectamente complementaria con mi idea de cómo presentar a Israel. Que dependa de las instituciones españolas y que extienda el conocimiento de Israel es muy importante. Es un colaborador maravilloso.
No obstante, la imagen de Israel sigue sin mejorar.
La tarea de un embajador de Israel es siempre bastante complicada. Hace días hablaba con un amigo y le preguntaba: ¿Qué es más complicado, presentar a un país árabe en el que las minorías no tienen ningún derecho o a un país democrático, como Israel? ¿Qué pasaría si en mi país tuviéramos un promedio de dos ejecuciones al día, como en Irán? El embajador de Irán no ha tenido que defenderse mucho por ello.
¿Cómo ve el futuro de las relaciones España-Israel?
La dirección a largo plazo debe ser ampliar, mejorar y profundizar el diálogo y la presencia mutua. Podemos pasar momentos más o menos difíciles, pero creo que la dirección es bastante clara: más presencia cultural y más contactos económicos.
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