La famosa discusión entre el embajador Lojendio y Castro en 1960.
The Diplomat. Madrid
Estados Unidos y Cuba reabrirán hoy sus respectivas embajadas en La Habana y Washington tras 54 años de ruptura diplomática, una situación que nunca se dio entre España y la isla caribeña a pesar de las diferencias entre los regímenes de Fidel Castro y Francisco Franco.
Un año después del triunfo de la Revolución cubana, en enero de 1960, se produjo un grave incidente diplomático entre Madrid y La Habana, que estuvo a punto de provocar la ruptura de relaciones diplomáticas. Castro arremetió en un programa de televisión contra la Embajada española por amparar actividades “contrarrevolucionarias” y acusó a una serie de templos religiosos españoles de ocultar armas. El embajador español, Juan Pablo de Lojendio, escuchó en su residencia las acusaciones y se presentó en el plató para refutar las mentiras de Castro.
Tras un rifirrafe dialéctico entre ambos delante de las cámaras, el régimen cubano decidió expulsar a Lojendio de Cuba. Marcelino Oreja, por aquel entonces un alto cargo del Ministerio de Exteriores, cuenta en sus memorias que el ministro Castiella telefoneó de madrugada a Franco para informarle de la situación. “No romper con Cuba. Le veré esta tarde en el Consejo de Ministros”, le respondió el general antes de colgar. Otras fuentes relatan una conversación parecida: “Usted es el ministro. Haga lo que crea oportuno. Con Cuba, cualquier cosa menos romper”, le vino a decir Franco a Castiella.
Las relaciones entre ambos países se mantuvieron a nivel de primer secretario de embajada hasta 1974. Durante este tiempo, Madrid mantuvo un vuelo diario de Iberia con La Habana y nunca rompió las relaciones comerciales con la isla. España intercambiaba azúcar por otros productos pese a las presiones de EEUU –que había impuesto un embargo desde 1960- y a que la colonia española sufrió confiscaciones.
Castro tuvo un gesto insólito cuando murió Franco: decretó tres días de luto oficial
El régimen castrista tuvo un gesto insólito entre los países del bloque comunista cuando Franco murió en noviembre de 1975: Castro decretó tres días de luto oficial, con todas las banderas a media asta, aunque no le dio publicidad en los medios de su país para que la decisión pasase inadvertida.
Tras la llegada de la democracia, Adolfo Suárez visitó La Habana en septiembre de 1978. Era el segundo presidente de Europa occidental, tras el sueco Olof Palme, en visitar la isla y allí anunció que España participaría como observadora en la cumbre de los Países No Alineados que tendría lugar en La Habana en unas semanas –el número dos del Real Instituto Elcano, Rafael Estrella, desveló en 2006 en su blog un informe secreto sobre la participación española en dicha cumbre-, lo que causó uno de los pocos casos de fricción entre el presidente y su ministro Oreja.
Suárez consiguió a cambio que Castro no molestase con la cuestión canaria del independentista MPAIAC y que se empezase a negociar las indemnizaciones de los españoles cuyos bienes habían sido incautados al inicio de la Revolución, según dice Inocencio Arias en su libro ‘Los presidentes y la diplomacia’.
Castro tuvo química con Felipe González en los ochenta, lo que el presidente socialista aprovechó para lograr la puesta en libertad de algunos opositores cubanos, pero tras la caída del Muro de Berlín se distanciaron. El propio Castro contó a Ignacio Ramonet en el libro ‘Fidel Castro. Una biografía a dos voces’ cómo González contribuyó a hundir la URSS. “Los primeros consejeros de Gorbachov fueron la gente de Felipe. (…) Yo hacía rato que me sabía de memoria que Felipe no tenía nada de socialista, en absoluto”.
Las relaciones hispano-cubanas vivieron un momento de gran tensión en 1996 tras la llegada al poder de José María Aznar. Castro retiró el plácet al nuevo embajador español, José Corderch, en respuesta a los deseos de España de “impulsar una transición democrática en Cuba”. Pese a algún que otro gesto cordial entre Aznar y Castro –como el famoso intercambio de corbatas-, las aguas no volvieron completamente a su cauce hasta la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero.