El presidente rumano, Klaus Iohannis, junto al rey Felipe VI.
Tamara Fariñas. Madrid
Quizás tenga que ver el hecho de que la rumana es la mayor comunidad inmigrante en España, con cerca de un millón de ciudadanos, o que las relaciones diplomáticas entre los dos países se remontan al siglo XV, pero el hecho es que España es el país que más simpatía levanta entre los rumanos.
Según un sondeo elaborado por la firma de investigación sociológica rumana Inscop, el 84,3% de los rumanos siente simpatía hacia España, el país hacia el que la mirada es más positiva. Le siguen de cerca Italia, con un 82,7%, y Reino Unido, con un 82% de los encuestados. La encuesta, elaborada entre el 26 de noviembre y el 2 de diciembre de 2015, recoge las respuestas de 1.071 personas y de sus resultados se extrae que los rumanos sienten mucha más simpatía por los países occidentales que por algunos del este de Europa.
Tras los tres primeros, le siguen los franceses, que agradan a un 79,9% de los rumanos, seguidos por los holandeses (78,6%), estadounidenses (78%), alemanes (77,9%), belgas (76,3%), griegos (75,6%), austriacos (75,4%), polacos (75,2%) y moldavos (74,3%).
El 73,2% de los rumanos no siente simpatía hacia los rusos y el 63,3%, hacia los húngaros
En el otro lado de la balanza se encuentran Ucrania, hacia el que sólo el 47% de los rumanos sienten simpatía, seguido de Hungría, hacia el que lo hacen el 36,7% y, muy por debajo y en último lugar, hacia la que sólo la sienten el 26,8 por ciento, Rusia. En medio se encuentran Bulgaria (63,8%), China (62,9%), Serbia (59,6%), Israel (58,4%) y Turquía (53,5%).
La comunidad rumana en España es la más extensa. Con cerca de un millón de habitantes, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, definió recientemente a este colectivo como un éxito en integración de inmigración. Más concretamente, el pasado mes de julio, durante la visita a España del presidente rumano, Klaus Iohannis, Rajoy aseguró que la comunidad rumana era «uno de los ejemplos más claros y exitosos en Europa de integración, que pone de manifiesto la diversidad, tolerancia y apertura de miras que caracteriza a la sociedad española».
Las primeras relaciones directas entre ambos países se remontan al siglo XV, cuando el príncipe de Transilvania, Iancu de Hunedoara, y el rey español Alfonso IV de Aragón firmaron su primer tratado de cooperación. Ya en 1881, el 23 de junio se fundó en la capital rumana, Bucarest, la primera legación española, dirigida entonces por Juan Pedro de Aladro.