The Diplomat. Madrid
El Gobierno español no termina de hacer público qué va a hacer para contribuir a frenar las masacres que esta perpetrando el Ejército Islámico en Irak contra las minorías cristiana y yasidí. Después de la reunión del Consejo Europeo del viernes, día 15, en que se dio libertad a los países europeos para armar a los kurdos que luchan contra los extremistas islámicos, el ministro de Asuntos exteriores, José Manuel García-Margallo, se limitó a decir que España abogaba por consultar antes con el Gobierno iraquí y que el Ejecutivo español estudiaría el asunto. Dos cosas han demorado la toma de una decisión: el puente que se ha vivido en España y el recelo que hay a involucrarse en un conflicto en un país como Irak, por el temor a agitar los fantasmas del apoyo del Gobierno de José María Aznar a la intervención en la guerra de 2003 contra Sadam Hussein, utilizado hasta la saciedad por la oposición, especialmente el PSOE.