Texto y foto. Antonio Colmenar
El antiguo reino de León, desde la que se formó España, es una tierra de contrastes sin igual. Al sur, la llamada Tierra de Campos albergó al grueso de la población visigótica que se asentó en dicha comarca a finales del siglo V, tras ser expulsada del sur de la Galia por los francos.
En la actualidad, la cruzan peregrinos del siglo XXI que se dirigen a Santiago de Compostela en un nuevo Camino que comienza en Madrid y desemboca, a la altura de la localidad de Sahagún, en el Camino francés.
Antes de ese cruce de caminos se encuentra el pueblecito de Melgar de Abajo, cuasi abandonado por sus habitantes en invierno y más acogedor en verano. La historia se ha parado en sus calles, en sus campos de trigo, en los silos que antaño acumularon comida y ahora ven pasar los días y las noches en silencio. Eso sí, los atardeceres reconfortan como nada en este mundo.