Luis Ayllón.
Editor de The Diplomat in Spain
Mientras el Gobierno se centra en hacer frente al desafío soberanista en Cataluña, otro gran asunto amenaza con provocar una brecha importante entre los votantes del PP y también entre sus dirigentes. Las vacilaciones del Ejecutivo para sacar adelante la reforma de ley del aborto que aprobó el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero hacen temer el incumplimiento de una clara promesa electoral y anuncian una etapa convulsa para el partido.
Mariano Rajoy llevaba en su programa la derogación de una norma que los socialistas aprobaron en 2010, estableciendo el aborto como un derecho, y que fue recurrida por el PP ante el Tribunal Constitucional. Gracias a esa promesa, enarbolada como uno de sus estandartes electorales, obtuvo el respaldo de muchos españoles que consideran un crimen la supresión de la vida del no nacido. Por eso, ahora, las informaciones que apuntan a que el Gobierno no está decidido a sacar adelante el anteproyecto de ley elaborado por el Ministerio de Justicia que dirige Alberto Ruiz-Gallardón y aprobado por el propio Consejo de Ministros, limitando el ejercicio del aborto, han movilizado a los movimientos provida.
Todo apunta a que las reticencias del jefe del Ejecutivo a continuar con la reforma derivan de los cálculos realizados por uno de sus principales asesores en materia electoral, Pedro Arriola, que, en función de estudios sociológicos, estima que haría perder votos al PP.
Los grupos provida harán campaña contra el PP, si no reforma la ley del aborto
La realidad es que, frente a esos cálculos, parece claro que Rajoy perdería apoyos entre quienes le dieron el voto fiados de su palabra. Si no cumple lo prometido y recogido en un programa electoral, es bastante probable que haya una sangría de votos por ese lado. En las multitudinarias manifestaciones de ayer esa idea ya se puso de relieve y algunas organizaciones en apoyo de la vida han anunciado que harán campaña expresa para que no se vote al PP en los próximos comicios.
Arriola, casado con Celia Villalobos, una de las diputadas populares más contrarias a que se reforme de ley socialista, debería informar también a Rajoy de que aquella promesa electoral le hizo ganar adhesiones en los sectores provida y que, lógicamente, si se ven ahora defraudados es muy posible que le retiren su apoyo y que ello se refleje en el número de diputados a conseguir.
En cualquier caso, la actitud de Rajoy y de quienes, en su partido, le recomiendan la retirada de la reforma es una muestra más del clásico complejo de la derecha española para defender unos principios. Gracias a ello, la izquierda ha ido poco a poco imponiendo sus programas, sabedora de que, una vez que los hace realidad, resultarán inamovibles.